Ingresos no alcanzarán para importar lo que se requiere
Las largas colas en los supermercados y farmacias que se registran en enero confirman el agotamiento de los inventarios y sentencian el colapso de los controles de cambio y de precios. A esto se le suma que el barril de petróleo continúa cayendo y todo parece indicar que su precio no se recuperará al menos durante este 2015.
El ex ministro de Industrias Básicas y ex director de Pdvsa, Víctor Álvarez, explica que los anaqueles solo podrán llenarse si se corrigen las distorsiones macroeconómicas y se aplica una eficaz política de reactivación industrial que permita compensar lo que ya no se puede importar.
Asegura que la política económica de Maduro durante el 2014 fue de contingencia y se enfocó a combatir la inflación, escasez y especulación, pero a través de controles, multas y penas de cárcel, sin mayores actuaciones en materia de políticas macroeconómicas y sectoriales.
Álvarez, graduado de economista en la Universidad de La Habana, lo advierte desde ya: los ingresos que recibirá Venezuela en 2015 no alcanzarán para cubrir la totalidad de importaciones que requiere el país.
Él saca cuentas: “Según el Informe de Gestión, PDVSA extrajo 2.898.000 barriles de petróleo (bdp) en 2013 (…) Para calcular el ingreso neto en divisas hay que restar el consumo interno de 750.000 bdp. Al saldo de 2.148.000 se deben descontar los envíos a Cuba, PetroCaribe y Alba, equivalentes a 300.000 bdp. Además, hay que restar el envío de 330.000 bdp a China. En total quedan 1.518.000 bdp para exportar”, explica.
Lo que quiere decir que “si al menos se logra el precio de 60 dólares por barril, cifra estimada en el Presupuesto 2015, el ingresó será de $ 33 mil millones”. Esta cantidad, advierte, “no alcanzará para cubrir importaciones esenciales en torno a 40 mil millones y honrar los pagos de la deuda externa, que este año llegan a $ 11 mil millones”.
Señala que en 2015 habrá mayores restricciones en el acceso a las divisas y esto obligará a renegociar la deuda externa “en vista de que no resulta viable tener que cancelar $ 11.200 millones en servicio de la deuda externa en momentos en que se registra una drástica caída de los ingresos de divisas y la capacidad de financiamiento está prácticamente cerrada”.
A su juicio, una opción muy cara sería colocar deuda en moneda extranjera con un interés superior el 16%. “Saldar la deuda en estas condiciones implicaría posponer el pago de la deuda privada que dejó pendiente la extinta Cadivi y sacrificar importaciones que son esenciales para reanudar el crecimiento de la economía”, resalta.
A pesar de esta situación, el ex director de Pdvsa asegura que esto no quiere decir que Venezuela vaya a caer en default porque el gobierno aún tiene algunas vías que puede tomar, como “la unificación cambiaria, sincerar el precio de la gasolina, adecuar los convenios de cooperación energética a las nuevas circunstancias de restricciones presupuestarias, reducir el gasto militar y ajustar el gasto público”.
Proyecciones
Aunque el gobierno proyectó una tasa de cambio de 6,30 Bs por dólar, un crecimiento del PIB de 3%, y una inflación entre 25-30%, a Álvarez le cuesta creer que se cumplan estos cálculos.
“Durante años se subestimó el precio del petróleo aparentando una actitud conservadora, cuando en realidad se trataba de una maniobra para aumentar los fondos del poder central, en menoscabo de los recursos que corresponden a las gobernaciones y alcaldías. Ahora que los precios del petróleo han caído por debajo de lo estimado, es propicia la ocasión para retomar la práctica de un solo presupuesto, eliminando el presupuesto paralelo que se ejecuta a través de Fonden. Esto disciplinará el gasto público, evitará el financiamiento monetario del déficit y creará mejores condiciones para que se puedan alcanzar las estimaciones de PIB e inflación”, agrega.
Álvarez es de los que piensa que la OPEP seguirá perdiendo terreno frente a los productores NO OPEP y que los precios del barril difícilmente se recuperaran en 2015, por lo tanto el gobierno puede compensar esta situación si en lugar de vender el 90% de las divisas a tasas de Cencoex y Sicad I, unifica en torno a 35 Bs/$. Esta es una de sus propuestas.
Otra de las opciones que plantea es “sincerar el precio de la gasolina que supone aprovechar un costo de oportunidad de 12 mil millones de dólares. Además, de adecuar los acuerdos de cooperación energética que pasa por cobrar en 90-120 días el petróleo que se financia a 15-20 años. Esto puede generar 6 mil millones de dólares”.
El gasto militar y el ajuste al gasto público sería otra de las acciones. “De no tomarse estas correcciones persistirá la escasez de divisas que dispara el tipo de cambio paralelo, con su pernicioso efecto en el desquicie de los precios”, advierte.
¿Ajustes en año electoral?
A pesar que el 2014 fue uno de los pocos años en los que no hubo elecciones, Maduro no aprovechó estos meses para disminuir las distorsiones económicas, a través de ajustes.
Este escenario se le complicada porque en 2015 están programadas elecciones parlamentarias. Álvarez advierte que “adoptar medidas para estabilizar la economía en medio de un ciclo electoral resulta complejo por el costo político que se le atribuye”. De esta manera, para el también investigador del Centro Internacional Miranda (CIM), la racionalidad económica queda subordinada a la lucha por el poder porque “ganar las elecciones presidenciales, parlamentarias o regionales siempre será la prioridad. Si se pierden los comicios, otros serán los que controlen el reparto y uso de la renta”, agrega.
Pero no hacer las correcciones empeorará la escasez, acaparamiento y especulación. Advierte que cada vez es menos creíble que estos problemas se les atribuyan a la guerra económica. “Eso ya no es creíble por la población y el gobierno no debería insistir más en ese pretexto, a riesgo de provocar una crisis de gobernabilidad con un creciente descontento social que en cualquier momento puede explotar”, recomienda.
A su juicio, ningún gobierno puede ganar elecciones parlamentarias ni presidenciales si la vida cotidiana se convierte en un calvario. “Que las cosas más elementales como hacer mercado, conseguir las medicinas o reponer una batería se conviertan en una hazaña, crea un creciente malestar social que inevitablemente tendrá su costo político”, asegura.
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