Trastornos psicodermatológicos: Enfermedades a flor de piel
Aunque los trastornos de la piel rara vez son potencialmente mortales, se asocian con morbilidad y repercusión importante en la calidad de vida. La prevalencia global de los trastornos psicológicos en los pacientes con enfermedades de la piel es de 30% a 60%, y son la causa o el exacerbante de diversos padecimientos.
La Dra. Zulay Rivera, dermatólogo e internista de UNIMEL, expone que el sistema nervioso y la piel derivan de la misma capa embrionaria (ectodermo), lo que explica la relación de mente y cuerpo, y el por qué en el curso de muchas enfermedades de la piel se ven afectadas por el estrés y algunos eventos que influyen psicológicamente en el paciente.
En general, los trastornos psicodermatológicos se pueden clasificar en tres grandes categorías:
1. Trastornos Psicofisiológicos: son aquellos en los que el curso de una enfermedad de la piel se ve afectada por el estado psicológico, precipitando su aparición o exacerbando las lesiones. El estrés y la ansiedad emocional provoca psoriasis, vitíligo, caída de pelo, acné, rosácea, urticaria, dermatitis atópica, virus del herpes e hiperhidrosis. Estos pacientes generalmente tienen una buena perspectiva de sus enfermedades, pero la mayoría son incapaces de descifrar el papel de los factores psicológicos en su enfermedad cutánea.
2. Trastornos Psiquiátricos Primarios: son infrecuentes y la patología principal es la psique. Las enfermedades de la piel son auto-inducidas y secundarias, por lo que el tratamiento de la piel es sintomático y debe ser manejado conjuntamente con psiquiatría y psicología. El diagnóstico correcto requiere un alto grado de sospecha. Los más frecuentes son:
-Creencias dermatológicas: delirio de parasitosis donde el paciente desarrolla una creencia que su cuerpo está infestado con parásitos, por lo que al tratar de extraerlos causan lesiones en la piel. Común en personas de edad avanzada.
-Imagen corporal:incluye la anorexia nerviosa y el trastorno dismórfico corporal, que se presenta cuando un paciente está preocupado y angustiado por un defecto imaginado de su aspecto físico o tiene una preocupación excesiva por un defecto trivial. Frecuente en mujeres luego de los 30 años.
-Control de impulsos: la tricotilomanía y onicotilomanía incluyen situaciones en las que el paciente siente placer al extraer el pelo o las uñas, ingiriéndolas ocasionalmente. En otros casos, el paciente siente un deseo indomable pero consciente y compulsivo de rascar, pellizcar, presionar la piel provocando lesiones llamadas excoriaciones neuróticas, neurodermatitis y en su extremo prurigo nodularis, o agravando condiciones de la piel como el acné excoriado.
-Fingidas o ficticias: son conductas autolesivas que de manera directa o indirecta causan daño en la piel propia o de otra persona, simulando enfermedades con el fin de obtener una ganancia afectiva y hasta material.
-Prurito psicógeno: también conocido como un picor persistente. Sin enfermedad conocida, sino que se producen en el momento de la relajación, principalmente en piernas, brazos, espalda y genitales.
Trastornos Psiquiátricos Secundarios: se generan debido a que las enfermedades dermatológicas afectan la apariencia de las personas, más aun las de curso crónico, que afectan las áreas expuestas a causa de su visibilidad y la desfiguración resultante. Éstas causan vergüenza, depresión, ansiedad, baja autoestima, hasta ideación suicida. Además, los pacientes tienen que hacer frente común al aislamiento social y la discriminación, y a veces tienen dificultades para conseguir puestos de trabajo.
La Dra. Ingrid Rivera, dermatólogo y pediatra de UNIMEL, indica que estos pacientes deben ser abordados con un enfoque especial, tratando las alteraciones psicológicas y de la piel de manera simultánea. El dermatólogo puede iniciar el tratamiento farmacológico para diversos trastornos psicodermatológicos, y en caso de ameritarlo, remitir al paciente al psiquiatra o psicólogo. Éste aspecto del tratamiento es el más el difícil de cumplir, ya que carecen de discernimiento y es complicado convencerlos de participar en una modificación de la conducta o buscar asesoramiento psiquiátrico.
En Unimel, contamos con un equipo médico multidisciplinario capacitado académicamente para el diagnóstico de enfermedades dermatológicas, y al mismo tiempo brindarles orientación inicial a aquellos pacientes que necesiten una atención psicológica o psiquiátrica complementaria.
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