Sobre el aumento del precio de la gasolina
Se dice que puede ser “explosivo, “inflamable”, no por sus características químicas, sino por las experiencias pasadas. Algunos todavía afirman que fue el aumento de la gasolina lo que generó un estallido social en 1989. Pero en 1996 se realizó un ajuste muy superior al 100% y no hubo ninguna protesta. Pero en definitiva, parece que sigue siendo un tema sensible.
Nosotros los economistas, sacando números, sabemos que decisiones “impopulares” como el aumento de la gasolina o la devaluación son medidas técnicamente “correctas”. De hecho, solemos ser calificados como profetas del desastre o neoliberales y parece que muchos piensan que nos sentimos orgullosos de los anuncios. Pero para ser honestos, es muy posible que mucha gente no entienda por qué salimos a defender medidas económicas que en el corto plazo pueden ser muy dolorosas para los ciudadanos. Una devaluación tiene un impacto inflacionario inmediato. El aumento de la gasolina, generará aumentos en el transporte público y de alimentos.
Ciertamente, se dirá que es un subsidio que beneficia a los ricos, pero aunque actualmente, los más pobres gastan más dinero en el transporte público de un día que lo que gasta un rico en llenar el tanque de su Mercedes Benz para toda una semana, el aumento de la gasolina, seguramente, traerá un aumento en el pasaje de los más pobres.
Técnicamente no hay nada que discutir. Los números están ahí. El precio de la gasolina debe ser ajustado y la moneda debe ser devaluada. Pero, cuidado. Cuidado con el mensaje que se envía, no solo de parte de los economistas, sino de que se le está pidiendo a la oposición. Creo que estamos jugando adelantado y, peor aún, se le está pidiendo mucho a la oposición, cuando se da la impresión de que se le exige que cargue con el costo político de las medidas económicas. No le podemos pedir a Capriles, por ejemplo, que salga antes del anuncio de Maduro, a decir “apoyamos la devaluación y el aumento de la gasolina”, “Maduro está en lo correcto”.
Se aspira que la oposición y Capriles hagan un análisis responsable del tema y sepan construir un mensaje claro, pero que les permita salir ilesos. Es el gobierno el que debe asumir el costo político, pues al fin y al cabo son sus 15 años de desastrosa política económica los que han llevado al país al despeñadero.
Ni siquiera nosotros los economistas debemos hacernos cargo de ese muerto. Sobre todo porque todos sabemos que ninguna de estas medidas viene enmarcadas dentro de un plan que estimula la reactivación económica del país. Los sacrificios que tendrán que hacer los venezolanos no tendrán recompensa en más oportunidades de emprendimiento o empleo, menos escasez e inflación y, al contrario, se desvanecerán si no se construye un ambiente propicio para que el sector privado haga negocios. A Venezuela le falta inversión pública y privada en infraestructura y capital humano para poder prender los motores del crecimiento económico.
Ahora que estamos en las festividades navideñas, muchos cometerán sus tradicionales excesos. Algunos han cometido tantos que ya deben tener una arteria obstruida. Un médico recomendará un cateterismo y una dieta estricta. Es lo correcto, pero de ahí a celebrar la “medida”, o peor aún cargarse la culpa, hay un trecho enorme. Más aún, el cateterismo per se, no solucionará nada si usted no cambia sus hábitos alimenticios.
Por los números y las señales enviadas desde el gobierno, vienen ajustes muy duros para todos. Es, sin duda, una gran oportunidad estratégica para que la oposición se monte sobre el descontento de la gente y nadie puede pretender que no sea así. Pero, también es una oportunidad para que la misma oposición comience a dominar conceptos y razones técnicas que le permitan construir una razón política. Porque manejando bien los números y los conceptos, si es posible construir un mensaje que entusiasme y llene de esperanza, alejados del populismo y el rentismo que tanto daño nos ha hecho a los venezolanos.
No se trata de oponerse por oponerse al paquetazo, sino de exigir que los sacrificios se conviertan en bienestar para todos los venezolanos.
Tomando el pulso
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