Colapso del bolívar alimenta déficit presupuestario
La moneda en Venezuela, el bolívar, se convirtió en un hito de melancolía cuando su valor en el mercado negro se traduce en una centésima parte de lo que se supone sea el tipo de cambio oficial.
El gobierno nacional insiste en que se mantiene a 6,3 bolívares por dólar. Como balance de las divisas, el país se contrae y el Banco Central de Venezuela imprime dinero para tapar el enorme déficit presupuestario que actualmente se vislumbra por el colapso del bolívar aceleradamente. Esta aceleración es digna de una milésima parte de lo que era la moneda en 1999, cuando el autócrata venezolano, Hugo Chávez, llegó al poder.
El país puede estar al borde de una hiperinflación. La mayoría de los economistas estiman que la tasa inflacionaria, en lo que va de año, ronda el 120 por ciento. Esto refleja la ausencia de cifras oficiales por parte del Banco Central. Consideran que antes de finalizar el año 2015 la inflación alcance el 200%.
El sistema laberíntico de control de precios y de cambio que el gobierno utiliza para proteger a los venezolanos de los altos costos, hará que empeoren las cosas en el país. Los precios altos han desbastado la producción local; las fabricas están operando a mitad de la capacidad y otras tantas ya han paralizado, y más de dos tercios de alimentos importados de otros países, porque los productos nacionales asequibles son escasos.
Con un dólar por bolívar, en teoría, se pudiese comprar 33 kilos (73 libras) de harina de maíz, el alimento básico nacional. Pero solo si se consigue en algún supermercado y si está dispuesto a hacer largas colas durante horas interminables, porque la harina está regulada. Por los mismos precios, los consumidores podrían llenar el tanque de gasolina de la familia 140 veces con gasolina subsidiada. Esa cantidad del combustible vale 5000 dólares a través de la frontera colombiana porque bachaqueros venezolanos contrabandean al otro lado.
Los venezolanos comparan los precios del dólar en la cuenta Twitter de DolarToday, un medio de comunicación con sede en Miami que publica actualizaciones sobre la base de las transacciones en la ciudad fronteriza Cúcuta. En esa ciudad, los colombianos intercambian pesos por bolívares a menudo para comprar gasolina barata y otras mercancías de bienes y productos a precios regulados en Venezuela para el contrabando en la frontera.
La cotización del dólar se calcula indirectamente, a partir del valor del peso colombiano. El resultado es irregular, pero más realista que los tres tipos oficiales. Aunque es ilegal, muchos minoristas venezolanos marcan los precios en base a acuerdos alcanzados en el remanso de Colombia.
El gobierno de Nicolás Maduro, heredero desventurado de Chávez, llama a la página web DólarToday, de conspiradora para sabotear la economía venezolana y ha intentado varias veces bloquearlo. Este mes, Elías Jaua, el "ministro de comunas" influyente, dijo que el gobierno pide a Estados Unidos detener y extraditar a los "banqueros prófugos", porque piensa que están detrás de él.
El banco de Venezuela y las asociaciones de corredores de bolsa condenaron la "manipulación" del tipo de cambio y pidieron a los venezolanos a hacer caso omiso de todas las tarifas no oficiales.
La "espiral de inflación y pobreza" no se resolverá si los venezolanos hacen “un acto de fe”, escribió el economista y blogger, Angel Alayón. Eso sólo sucederá cuando las reformas económicas, la reducción del déficit fiscal, la reforma de la compañía petrolera estadal del Sr. Maduro, finalmente desmantelen el control de cambio en el país.
Con las elecciones parlamentarias que debían presentarse en diciembre, y el gobierno detrás en las encuestas, es probable que se resistan a que esas medidas causen dolor a corto plazo. Maduro está atrapado entre una facción de izquierda, que piensa que la economía necesita aún más controles, y una mafia de base militar que se beneficia de arbitraje bajo el actual sistema amañado. Pobre Venezuela.
Johanna Valero/ Con información The Economist
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