Ajustes apropiados, pero a cuenta gotas
Tras regresar de un viaje a Caracas, el equipo de Bank of America ve el vaso de la economía venezolana “medio lleno”. A los ojos de los analistas de la institución financiera, aunque a paso lento, en Venezuela ya se han empezado a tomar las medidas necesarias para la corrección del tipo de cambio y el “relativo desequilibrio de precios” que se mantendría en el centro de la inestabilidad económica. Todo ello tendría lugar gracias a una “fuerte consolidación del control del ala pragmática sobre la toma de decisiones económicas” en el país.
“Regresamos de nuestro más reciente viaje a Caracas con una reafirmación de nuestra opinión de que las autoridades están tomando los pasos necesarios para estabilizar la macroeconomía del país”, se lee el trabajo escrito por el economista Francisco Rodríguez y titulado: Venezuela in Focus. The glass is half full.
"Una fuerte consolidación del control de la política económica de los pragmatistas está ocurriendo, incrementando la posibilidad de que el Gobierno apure los ajustes. La resistencia a arreglar la tasa de cambio y las distorsiones de precios vino de una facción radical, cuyo poder sobre la política económica va en declive”, sostiene el economista tras destacar que el Gobierno va a una unificación en la tasa de cambio.
El peligroso gradualismo
El punto a temer sería lo que desde Bank of America denominan un gradualismo exacerbado. Estiman que entender este tipo de acercamiento económico es fundamental para la predicción del futuro económico en Venezuela.
“Reconocemos que los ajustes macroeconómicos han avanzado más lento de lo deseable, y que el mayor riesgo para la macroeconomía del país viene de un exacerbado gradualismo. (…) Nuestra visión es que dicho gradualismo fue, primeramente, el resultado de la resistencia a reformas por parte de una facción radical del Gobierno cuyo poder sobre la política económica va en declive”, refiere el texto.
Así pues, lo anterior ya no sería un problema. Apunta el economista que la salida del ministro de Planificación, Jorge Giordani, del directorio del Banco Central de Venezuela (BCV) y de la Junta Directiva de la estatal petrolera, Pdvsa, es una muestra de la mengua en el poder del ala más ideológica del Gobierno.
“El gradualismo es tal vez la mayor amenaza para la estabilización macroeconómica de Venezuela. Mientras más lento se muevan las autoridades, creemos que sería más el tiempo que tendrían que depender de financiación monetaria, arriesgando aún más la aceleración de la inflación”, dijo.
La mitad llena
Rodríguez sostiene que, tras haberse reunido con autoridades –no identificadas en el texto-durante su visita al país, dos conclusiones claves quedaron para la consideración. En primer lugar, la renombrada unificación cambiaria vendría. “Aquellos a cargo de la política económica ven la unificación de los múltiples niveles (tasas oficiales) en el sistema de control de cambio, a una escala que corrige la actual sobrevaluación, como un medio plazo deseable (y tal vez incluso a corto plazo)”.
En segundo lugar, la ausencia de elecciones programadas para este 2014 estaría motivando a los responsables del área económica a implementar las medidas pertinentes y acelerar los ajustes.
Así mismo, sostiene el especialista que los efectos fiscales del Sicad II se estarían empezando a sentir. “Desde el 28 de marzo, la capacidad de financiamiento por parte del Banco Central a empresas del Estado ha sido negativa, dando lugar a una disminución en el saldo de la financiación monetaria a estas entidades por 1,7%”. Señala que con la transferencia de más sectores de la economía a la tasa Sicad II dicho impulso fiscal se fortalecería. “Esperamos que (ello) suceda, con el aumento de la velocidad, en los próximos meses”.
De esta forma, “la reducción en la creación de dinero y la estabilización del mercado paralelo deberían compensar factores costo impulsados, típicamente asociados con la depreciación, lo que lleva a una moderación significativa de la inflación en la segunda mitad del 2014”.
Desde Bank of America, ven la voluntad de la parte oficial de reconsiderar decisiones de política que han perjudicado la productividad. “Por ejemplo, mientras que las privatizaciones siguen siendo anatema para las autoridades, empresas conjuntas y otros tipos de alianzas estratégicas con el sector privado, sobre todo como un mecanismo para recuperar la producción en los sectores nacionalizados, están empezando a verse como alternativas viables”, se lee en el texto.
La mitad vacía
Por otra parte, el grave retraso en la implementación de medidas consideradas necesarias, como la transición de más sectores de la economía a la tasa Sicad II y el aumento en el precio de la gasolina, así como el control sobre el gasto gubernamental, que habría aumentado en términos reales, podrían ser el talón de Aquiles de un panorama rescatable, como el planteado más arriba.
“Mientras el equipo a cargo de la política macroeconómica parece compartir una misma dirección de políticas, no está claro que esto esté de alguna forma articulado con la elecciones en materia de microeconomía”, explica Rodríguez. Ejemplo de ello sería los ajustes de precios “se producen al azar y de manera inconsistente”, mientras que el cumplimiento de la nueva legislación del trabajo y el control de precios “arrojan una sombra sobre las interacciones con el sector privado”.
“Venezuela está en una profunda recesión. La acumulación de distorsiones microeconómicas puede disminuir la flexibilidad de la industria nacional para responder a los cambios en los precios relativos (…). Como resultado de la recesión y la aceleración inflacionaria, la población de Maduro ha caído hasta unos 30%, lo que limita su capital político para implementar las reformas”.
Mariel Torres
mtorres@dinero.com.ve
El Dato
Desde el 28 de marzo, la capacidad de financiamiento por parte del Banco Central a empresas del Estado habría sido negativa, dando lugar a una disminución en el saldo de la financiación monetaria a estas entidades por 1,7%.
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