Sensatez económica y sensatez humana
Cuando se observa el estado de las variables macroeconómicas en 1989 y 1996, años en los que se inicio la aplicación de planes de ajuste macroeconómico, conocidos como el Gran Viraje y Agenda Venezuela respectivamente ( que luego fueron suspendidos o no continuados) y se compara con el estado de esas mismas variables como tasa de inflación, tipo de cambio, nivel de reservas internacionales, déficit fiscal, deuda externa y se asocia con los niveles de producción nacional, es obligado en el análisis percatarse que la situación actual de estas variables se encuentran en niveles preocupantes. Se debe recordar que los planes de ajuste mencionados buscan solventar los desequilibrios de la economía e insertarla en un proceso de crecimiento diversificado y sustentable.
La caída en los ingresos de divisas asociados a los ingresos petroleros, en una economía monoexportadora, ( donde los hidrocarburos representan el 96% aproximadamente de las exportaciones) esta lesionando la importación de alimentos y medicamentos como ejemplo de rubros básicos.
Pensar en diversificar la economía y sustituir el modelo actual de monoexportacion en un modelo equilibrado con exportaciones no petroleras, ya se hizo tanto en 1989 y 1996; dicha transformación puede llevar varios años y tanto en 1989 y 1996 el margen de maniobra era mayor.
En el umbral de una situación que puede convertirse más preocupante aun, en cuanto a la oferta de alimentos y otros productos básicos, cuya producción nacional puede tomar un periodo de tiempo importante, se hace menester resolver el problema de flujo de caja de divisas originado por la disminución de la entrada de las mismas en la coyuntura actual; situación que se origina por no haber acumulado en el Fondo de Estabilización Macroeconómica los montos correspondientes para enfrentar esta coyuntura, que esta de mas decir, dicho mecanismo fue creado para cumplir esa misión con los aportes periódicos durante la fase de boom petrolero.
Si la falta de estas divisas en una economía que es estructural y mayoritariamente importadora, cualquier cambio de sistema debe tocar irremediablemente las variables macroeconómicas, igualmente en forma estructural. Este cambio no es de corto plazo.
Lamentablemente, en la actualidad, el margen de maniobra es escaso también.
Dado, que comparativamente, la situación es más comprometida que en 1989 o 1996, la solución de corto plazo es solicitar dinero fresco del exterior u otro mecanismo para hacer frente a la situación negativa de Balanza de Pagos comercial y posible de deuda Externa, para alejar una situación social no deseable.
Es por ello, que no es sorpresivo, la mención y posibilidad de un financiamiento de organismos internacionales dedicados a estos menesteres, como es el caso del Fondo Monetario Internacional, acompañado de un plan de ajuste macroeconómico.
Las decisiones económicas están originadas en decisiones humanas. La sensatez humana indica decidir lo apropiado para evitar males peores. También esa sensatez indica, perdonarse así mismo por los errores que se han cometido, y seguir adelante, empezando nuevamente bajo otras circunstancias. El persistir en un error puede convertirlo en uno mayor. La sensatez económica indica aplicar un plan de ajuste macroeconómico asociado a una línea de financiamiento con el Fondo Monetario Internacional acompañado con una agenda social para las clases más pobres (en este último caso, en parte a lo contenido en el decreto de emergencia económica promulgado hace unos meses)
Ambas, la sensatez humana y económica, deben estar alineadas.
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