Viernes 15 de Noviembre de 2024

Producción manufacturera va en picada

ANÁLISIS
Como es conocido, la producción manufacturera venezolana, incluida la agroindustrial, ha venido cayendo de manera preocupante en los últimos dos años, por lo menos. En este trabajo tratamos de explorar las causas de ese fenómeno y, al mismo tiempo, presentamos algunas propuestas de los sectores estrechamente vinculados con esas actividades.

Como es conocido, la producción manufacturera venezolana, incluida la agroindustrial, ha venido cayendo de manera preocupante en los últimos dos años, por lo menos. En este trabajo tratamos de explorar las causas de ese fenómeno y, al mismo tiempo, presentamos algunas propuestas de los sectores estrechamente vinculados con esas actividades.

Según la última Encuesta de Coyuntura Trimestral (junio 2015) que efectúa la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria), entre el 38% y 50% de las empresas industriales venezolanas redujeron su producción en el segundo trimestre del año en comparación con igual período del año 2014. Así, el 49% promedio nacional de las industrias “disminuyó mucho” su nivel de producción entre abril y junio pasados, en tanto que alrededor del 15% lo mantuvo “igual”, el 4% lo “aumentó mucho” y 10% “aumentó poco”.

Por sectores, los resultados fueron como sigue: el 50% de las pequeñas y medianas industrias (pymi), respectivamente, disminuyeron mucho su producción. Sólo el 10% de la pequeña industria la “aumentó poco” y en el 18%  permaneció igual. Alrededor del 2% de las medianas industrias aumentó mucho la producción, 8% la aumentó poco y en torno al 12% se mantuvo igual. Por otro lado, el 38% de la gran industria redujo mucho  su producción, alrededor del 33% la “disminuyó poco”, algo más del 10% la “aumentó poco” y alrededor de 16% la mantuvo igual.

Al cierre de junio pasado, las empresas industriales señalaron que los “factores restrictivos que impiden el aumento de la producción” son: falta de proveedores de materias primas (93%), falta de divisas (91%), incertidumbre política (88%), controles de precios (73%), racionamiento eléctrico (70%), baja demanda (62%), necesidad de maquinarias y equipos (61%), falta de financiamiento (53%), falta de mano de obra calificada (50%), conflictos laborales (48%), falta de acceso a la exportación (43%) y competencia de productos importados (40,5%).  

Entre los años 2010 y 2013, el promedio nacional que la industria venezolana utilizó de su capacidad instalada osciló entre un mínimo de 51,98% en el tercer trimestre de 2010 y un pico de 59,5% en el cuarto trimestre de 2012. Es decir, tal uso de la capacidad instalada no bajó de 50% ni superó el 60% en esos cuatro años. Empero, en el primer trimestre de 2014 bajó a 48,76% y al cierre de los primeros tres meses de este año descendió a 47,08%, el porcentaje más bajo desde 2010. Al cierre de junio pasado se ubicó en 48,34%. Las pymi sólo utilizaron el 44,3%, respectivamente, de su capacidad instalada, mientras que la gran industria utilizó el 57,5%.

En la primera semana del pasado mes de agosto, el presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), Francisco Martínez, dijo que Venezuela atraviesa en la actualidad “una crisis bastante aguda”, cuya solución, a su juicio, requiere del “consenso” entre los sectores público y privado. Agregó que “el país está pidiendo a  gritos” que tales sectores, es decir, empresarios, trabajadores y el gobierno se sienten cuanto antes a construir “los acuerdos fundamentales para salir de la crisis que nos agobia a todos”. Añadió que en el sector empresarial nacional existen “unas ganas muy grandes de producir bienes y servicios hechos en Venezuela por venezolanos”.

Sustitución de importaciones

El sábado 1 de agosto, el presidente Nicolás Maduro anunció la creación de una comisión para promover la producción nacional. El objetivo es avanzar hacia “un proceso profundo de sustitución de importaciones en todos los niveles de la economía” nacional,” precisó. Luego, el día 22, Maduro juramentó la Alta Comisión Presidencial para la Independencia Tecnológica, Científica y Económica, cuya meta esencial es lograr el aumento de la capacidad productiva venezolana.

De esa comisión forman parte los ministros de Finanzas (coordinador), Industrias, Petróleo y Minería, Planificación, Agricultura y Tierras, Transporte Acuático y Aéreo, Energía Eléctrica, Transporte Terrestre y Obras Públicas, y Ciencia, Tecnología e Innovación; también la integran los presidentes de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA), Instituto Tecnológico Venezolano del Petróleo (Intevep), Corporación Venezolana de Guayana (CVG), Aluminio del Caroní, S:A (Alcasa) y de la Federación de Industriales, Pequeños, Medianos y Artesanos de Venezuela (Fedeindustria), así como el rector de la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada (Unefa). El secretario ejecutivo de dicha comisión es Roberto Betancourt,  presidente de la Fundación Müröntö: Centro de Innovación para el Desarrollo. Conindustria solicitó formar parte.

Maduro explicó que dicha comisión debe establecer con prioridad, desde una perspectiva teórica y práctica, las necesidades del país para alcanzar el desarrollo económico, para producir en Venezuela. Además, les pidió a los diversos organismos gubernamentales que revisen autocríticamente y resuelvan las fallas en los procesos de producción. Y le solicitó al ministro de Finanzas, Rodolfo Marco, que la comisión defina en el mediano plazo las prioridades inmediatas y las líneas matrices de acción. “En Venezuela sí se puede producir lo que necesitamos”, dijo.

Días después, el presidente de Conindustria, Juan Pablo Olalquiaga, reiteró que Venezuela debe definitivamente pasar de “la economía rentista” a una “economía de producción”. Explicó que la actual situación económica venezolana “es consecuencia” de que no se haya tomado en cuenta la sugerencia de “reindustrializar el país, propuesta en la que venimos insistiendo desde hace muchos años”. Advirtió que, desde el punto de vista de la economía, Venezuela está paralizada, no sólo en cuanto a la importación de productos terminados y materias primas, “también en relación con la capacidad para producir” en el país.

Días antes, Miguel Pérez Abad, presidente de Fedeindustria, dijo: “Para producir en Venezuela es importante articular el esfuerzo de los sectores público y privado, pero sobre todo hay que convocar la fuerza creadora del pueblo”. Señaló la necesidad de desarrollar e incrementar la producción nacional para no depender de las importaciones. “Hoy ya no es tan barato adquirir bienes en el exterior, de manera que nos vemos en la necesidad de transformar el aparato productivo”. Apuntó lo imprescindible que resultan las inversiones en infraestructura y servicios, como “pilares fundamentales para un desarrollo sostenible”, porque se trata de la base que soporta las condiciones necesarias para un auténtico desarrollo industrial y la captación de inversionistas.

En la última semana de agosto, Pablo Baraybar, presidente de la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), objetó la “oleada de fiscalizaciones” que efectúa el gobierno nacional en las empresas de ese sector, acciones que “afectan la producción y distribución de los productos”. Y precisó: “Esas actuaciones en nada contribuyen a resolver la situación que atraviesan actualmente las empresas de alimentos; por el contrario, las agravan. Para abastecer al mercado de manera regular, se requiere mayor producción nacional, tanto del sector público como del privado”.

Baraybar recordó que Cavidea le ha planteado al Ejecutivo que para abastecer el mercado interno se necesita continuidad en el suministro de materias primas importadas, liquidación oportuna de las divisas para cancelarle deuda a los proveedores extranjeros, solucionar el rezago en la revisión de los precios regulados, suprimir los obstáculos a la producción agrícola y el trabajo conjunto entre los sectores público y privado, todo cuyo “objetivo concreto y positivo es el reimpulso de la producción nacional”.

Breve datos

Algunos hechos significativos en la historia del proceso de industrialización de Venezuela son los siguientes: El 13 de enero de 1959, la Junta de Gobierno de Venezuela promulgó el Decreto 512 en la Gaceta Oficial 25.861, cuyo objetivo fue canalizar “las compras de la Administración Pública hacia el mercado de “productos nacionales”, dado que “gran parte del consumo nacional” se ubicaba en ese sector público. Además, el decreto era “parte de la política de protección que el Gobierno Nacional  viene desarrollando a favor de la producción del país”.

El año anterior, el 7 de julio de 1958, en el Aula Marga de la Universidad Central de Venezuela (UCV), se instaló la Asociación Pro-Venezuela, la cual lanzó la consigna “Compre Venezolano”. Sus objetivos fundamentales fueron: redistribución de la renta petrolera, eficiencia en la administración pública,  creación de “puertos libres” y “zonas francas”, impulsar el turismo, producción de excelencia y protección de los productos nacionales, exportación de productos, desarrollo económico.

El 30 de julio de 2002 apareció en la Gaceta Oficial 37.494 el Decreto Presidencial 1.892, cuya finalidad era “promover el desarrollo de las pequeñas y mediana industrias (pymi) y las cooperativas ubicadas en el país, sean productoras de bienes, ejecutoras de obras o prestadoras de servicios, mediante el establecimiento de márgenes de preferencia, contratos reservados y la utilización de esquemas de contratación que impliquen la incorporación de bienes con valor agregado nacional, transferencia de tecnología y la incorporación de recursos humanos”.

Es decir, fue una especie de reedición del “compre venezolano”. Ello era parte del “plan de reactivación del aparato productivo nacional formulado por el Ejecutivo Nacional”, el cual establecía la necesidad de “ejecutar acciones que permitan aumentar en la contratación de los entes del sector público, la participación de bienes, obras y servicios producidos en el país”.

Empresas de pie en la tempestad

A pesar de la intensa crisis económica que atraviesa Venezuela, la empresa El Universo del Churro, C.A., se mantiene activa y con buenos resultados, además de que sus perspectivas son las expandirse progresivamente hacia todo el territorio venezolano, explica Efraín José Visval, vicepresidente de la compañía.

“Ya tenemos seis años en el mercado y, pese a la situación, nos mantenemos”, reafirma.

El Universo del Churro es una empresa que tuvo su origen en La Fría, estado Táchira, donde, además, tiene su sede principal. “Somos una franquicia cuyo objetivo es la comercialización de nuestros productos, tales como churros, malteadas y bebidas no alcohólicas”, señala Visval. 

Informa que ellos trabajan con insumos nacionales, cuya adquisición, dada la actual situación económica del país, “a veces se dificulta, pero seguimos adelante”.  La empresa utiliza café, chocolates, leche condensada, arequipe, canela, azúcar, fresas, etc., entre otros productos, para elaborar los productos que luego expenden al público consumidor.

Como se trata de una franquicia venezolana, la empresa ya le ha concedido derechos para utilizar su nombre comercial y sus productos a tres tiendas, las cuales se ubican en los siguientes centros comerciales: Alto Prado y Plaza Mayor en la ciudad de Mérida y San José en San Cristóbal, estado Táchira.

No obstante que “no es fácil hoy abrir las puertas de un negocio por la situación, lo que no es un secreto para nadie, a nosotros nos ha ido excelente, además de que representamos una extraordinaria y exitosa opción para emprendedores con deseos de invertir y desarrollarse en el mundo de las franquicias”, añade.

Al decir de Visval, se trata de una empresa “que ha crecido de manera lenta, pero sólida”, dirigida por dos socios: él y Jesús Miguel Guanda Rosales, quien es el presidente. Además, emplean 12 personas en la sede principal y poseen una planta donde elaboran los productos que luego envían a las tiendas referidas.

Por César Contreras Altuve

redaccion@dinero.com.ve

El informe completo está disponible en la edición 299 de la revista DINERO ya en circulación en todo el,país.

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