Economía reprimida
En Venezuela se incrementan los precios de muchos bienes y productos alimenticios hasta tres veces en un mes, evaporando los ingresos de las familias. Las distorsiones que se han generado a consecuencia de 12 años de controles en la economía, han elevado de manera exponencial los diferenciales entre las tasas reguladas y los del mercado paralelo. Pero también coloca al país en las puertas de la hiperinflación.
Solamente los productos sujetos a la política de regulación de precios se mantienen en valores por debajo de los 100 bolívares, pero de acuerdo a un recorrido realizado en distintos establecimientos se observa que muchos bienes de la canasta alimentaria, de cuidado personal y de limpieza, especialmente los importados, llegan hasta los Bs. 12.000. Un lavaplatos, por ejemplo, se ha encontrado en los anaqueles en Bs. 8.500, pero también una mostaza se puede conseguir hasta en Bs. 3.500 - Bs 4.800 y una pasta linguini entre Bs. 600 y Bs. 1.000.
En el mercado “informal” en el cual los llamados “bachaqueros”, que revenden los productos regulados, que escasean en la red pública y privada, los diferenciales de precios pueden alcanzar hasta 800%.
La comercialización ilegal de los productos de la cesta básica deja enormes ganancias a las redes informales. Un kilo de leche en polvo que tiene un precio de venta al público de Bs. 70 se ha llegado a vender en Bs. 450, es decir con un margen de 642%; un kilo de arroz de Bs. 25 se puede vender por Bs. 140, con un margen de incremento de 460%; un kilo de azúcar que cuesta Bs. 26,5 alcanza los Bs. 81, con un margen de 205,6%; un paquete de pañales que tiene un precio de venta al público de Bs. 175 han logrado venderlo hasta en Bs. 1.800, con un margen de incremento superior al 928,5%. Ni hablar de la harina de maíz precocida que ha sido vendida por los bachaqueros hasta en Bs. 200 cuando está regulada a Bs. 25.
A juicio del presidente del Consejo Nacional de Economía, Efraín Velásquez, esta situación continuará en la medida en que se mantenga el mismo esquema de política económica, el cual está caracterizado por un estímulo muy importante de la demanda (provocado a su vez por una política fiscal muy expansiva a través del financiamiento monetario) y por otro lado, las limitaciones de la oferta interna de bienes y servicios, debido a las menores asignaciones de divisas para la importación de materia prima.
“De esta manera los precios se aceleran y los problemas de abastecimiento se mantienen. Lo que se observa hoy en día es consecuencia directa de un esquema de política económica totalmente inconsistente. Es decir, por una parte estimula la demanda y por la otra restringe la oferta, esto en cualquier país del mundo produce una aceleración inflacionaria de manera significativa y escasez”, afirmó Velásquez.
El profesor del Iesa, Pedro Palma, destaca que el dinero sin respaldo emitido por el Banco Central de Venezuela para paliar el déficit del Gobierno, ha hecho que el mercado monetario se expanda a niveles históricos, lo cual estimula la demanda ante una oferta de bienes cada vez más estrecha. “Esta limitación de la oferta es producto de un aparato productivo destruido por los controles que condenan al sector trabajar a pérdidas, las intervenciones estatales, expropiaciones, amenazas permanentes a los inversionistas, confiscación de mercancía y materias primas”.
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