El ajuste macroeconómico en Venezuela
La mayoría de los venezolanos desde aproximadamente 30 años saben cuáles son las medidas de ajuste económico que deben aplicarse en nuestra economía. De hecho, conocen estas medidas por los diversos nombres y epítetos que se le han dado en estas últimas tres décadas, y que en su oportunidad fueron anunciadas y explicadas tales como: Paquetazo, programas de estabilización macroeconómica, acuerdo neoliberal, Golpe de Timón, el gran viraje, agenda Venezuela , menú de medidas, receta de organismos financieros internacionales, Cartas de intención al Fondo monetario Internacional, Consenso de Washington, formulas de tecnócratas, receta de Chicago Boys.
En fin, las medidas se conocen al igual que la conocen la comunidad de especialistas del área, lo que parece no saberse o no querer saberse es su finalidad.
Al igual que una enfermedad, la economía venezolana adolece de una irregularidad que es la Monoexportacion petrolera. En ausencia de planes de estabilización o prudencia macroeconómica, las caídas de los precios petroleros inciden directamente con fuerza como se está sintiendo actualmente en Venezuela. No hay blindaje contra esta coyuntura.
Un plan de ajuste macroeconómico busca estabilizar la economía y asociarlo con un modelo diversificado de producción y exportación que permite minimizar la volatilidad de nuestra economía.
Como toda infección requiere de un tratamiento que incluye antibióticos, que resultan dolorosos al momento, pero con resultados positivos en el mediano plazo, reflejados en menor inflación, mayor producción y exportación, menor nivel del tipo de cambio, menor endeudamiento.
Ahora bien, tal vez el dolor momentáneo no es la variable critica para la población, porque este pasa; es el miedo al dolor lo que mantiene paralizada cualquier iniciativa en este sentido. Gobernantes y opositores en cualquier época conocen este miedo, que es el costo político. Sin embargo, en la medida que se posterga la aplicación de estas medidas o se corre la arruga, a lo largo de periodos y años, el efecto de corto plazo de la aplicación del tratamiento es más doloroso y su no aplicación implica que las distorsiones se acrecientan con el transcurrir del tiempo, reflejándose en mayor inflación, endeudamiento, pobreza y otros efectos que los venezolanos hemos observado desde 1983.
Por ello, es necesario un acuerdo entre los afectados por el costo político, empresarios y medios de comunicación. El seguir esperando por un nuevo Boom petrolero, que resuelva las cosas, es un ejercicio de esperanza solamente, porque no hay garantías. Así como se espero por el Boom petrolero 1998-2008, y lamentablemente los resultados reflejados en la actual situación económica, en cuanto a endeudamiento interno y externo, tipo de cambio y aceleración inflacionaria, es un espejo, algo mas exacerbado, de lo vivido en los años posteriores al Boom petrolero 1973-1983.
Definitivamente, la historia tiende a repetirse, por no querer aplicar el correctivo necesario.
Johnny Zafra R
Economista
Tomando el pulso
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