El descarrilamiento no es achacable al petróleo
Venezuela está más indefensa para enfrentar una crisis de bajos precios del petróleo debido a su muy elevada dependencia petrolera, dijo el historiador, abogado y politólogo Diego Bautista Urbaneja.
El autor del libro La Renta y el Reclamo Petrolero en entrevista con DINERO dijo que en los últimos 15 años entramos en un proceso de creciente dependencia de la renta petrolera sin el menor esfuerzo real por revertir esa situación.
“El de ahora, porque la destrucción del aparato rentístico ha sido mucho mayor. Estamos más indefensos para afrontar la crisis petrolera que entonces. En el país se habla de petróleo, se piensa, pero no se hace nada con él”, explicó Bautista Urbaneja.
“La bajada tiene obvias consecuencias para la viabilidad y sostenibilidad del proyecto político y económico que está en marcha desde 1998”, agregó.
En su libro, Bautista Urbaneja analiza la concepción que tienen los venezolanos de la producción de riqueza y de su relación con el trabajo individual y el gobierno; también, cómo Venezuela se convirtió en un país dependiente de la fluctuación de los precios del petróleo en los mercados internacionales.
Bautista Urbaneja se graduó de Derecho en 1969 y fue diputado al Congreso 30 años después. Además, ha hecho una extensa carrera en las instituciones de educación superior dentro y fuera del país. Fue fundador de la Escuela de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela y profesor de Historia de las Ideas Políticas y de Sistema Político Venezolano durante tres décadas en esa misma casa de estudios. Y, entre 1986 y 2006, fue profesor invitado en varias oportunidades del St. Antony’s College de la Universidad de Oxford en diversos programas relacionados con los estudios de los procesos políticos en América Latina.
¿Cómo afectará la bajada actual del precio del barril del petróleo a Venezuela?
La renta petrolera se ha manejado en los últimos 15 años de modo adictivo, como una droga, basándose en el pronóstico de un precio que no sé de dónde salió. El funcionamiento del país depende del volumen de renta, más que nunca, y la contracción abrupta de los precios significa un cambio de todo el escenario, de las expectativas. Habrá más dificultades para mantener unos niveles de inversión pública, en la medida en que esta existiera, y el nivel de importaciones. Obligará al Gobierno a unas políticas de permanente maniobra para ver cómo cuadran las cuentas en un panorama donde la inversión privada no se va a mover, sobre todo en este contexto de gran incertidumbre. La bajada tiene obvias consecuencias para la viabilidad y sostenibilidad del proyecto político y económico que está en marcha desde 1998.
¿Afectará otros países del mismo modo?
Además de Venezuela también habrá consecuencias en Rusia. El proyecto político y personal de Vladimir Putin está muy fundamentado en una gran producción petrolera con altos precios. Tal vez Argelia. En los tres se ha reaccionado con virulencia a esta caída. Otros países que han sabido manejar la renta están en mejor capacidad de afrontar este escenario.
El Gobierno hacía el cálculo del presupuesto con el barril a 60 dólares, ¿No ayudará esto?
Se hizo así. Pero siempre se contó con que el precio iba a estar muy por encima de 60, de modo que el Gobierno de Chávez y ahora el de Maduro, tuviera un colchón muy amplio para el uso discrecional de la renta. En Venezuela nadie nunca pensó que iba a bajar de 60. Los márgenes de maniobra política y económica se han reducido drásticamente. En términos teóricos se ha reducido a cero, porque todo el dinero está comprometido con el presupuesto ordinario.
¿Cuál es la coyuntura?, ¿Qué esté a 60 ó 100?
No soy economista, pero parece que hay una nueva estructura del mercado petrolero mundial por la aparición de una nueva fuente de oferta, el shale oil (o roca de esquisto que contiene gas y petróleo). Su costo inicial de producción ha bajado y lo seguirá haciendo. Esta nueva estructura afectará al precio del barril, pero no sé si estará en 100. No sé si antes de este fenómeno el precio era o no coyuntural. Pero el shale oil convierte a Estados Unidos en un productor que casi apunta a la suficiencia, y seguramente lo seguirán otros.
Hablaba Úslar Pietri de la maldición del petróleo, ¿Cuándo cree que comenzó?
Nunca. Porque el petróleo no es una maldición. Nosotros hicimos con el petróleo lo que quisimos, no podemos echarle la culpa. Y creo que hemos hecho más de lo que se piensa. Durante 40 años tras su aparición, Venezuela no puede ser calificada de rentista, la cantidad producida era poca. Pasa en los 50. Antes se hicieron esfuerzos para manejarla de modo dosificado y gradual, pero los gobernantes fueron aprensivos en su manejo. El descarrilamiento no es achacable al petróleo, sino a cómo lo manejamos, la manera en que nos emborrachamos. En los últimos años hemos entrado en un esquema que nos condena, por decisión nuestra, a depender cada vez más de la renta, a ser cada vez más improductivos, incluso en el terreno del petróleo. Antes se disimulaba con el precio, pero ahora se verá cualquier desperfecto. En los últimos 15 años entramos en un proceso de creciente dependencia de la renta petrolera sin el menor esfuerzo real por revertir esa situación.
¿El país tiene conciencia rentística?
Un modo de verlo es que el país tenga conciencia de que su principal fuente de dinamismo económico es la renta petrolera y tome decisiones que reviertan esto. Otro modo de entenderla es peyorativa: tenemos renta petrolera, olvidémonos de todo lo demás. Nadie lo confesaría así, pero es lo que se ha vivido en los últimos años.
En su libro habla de la idea del reclamo, ¿Se hace aquí?
Eso es la consciencia de que vivimos en un país rico, pero que ni es culpa ni logro nuestro, nacimos en un país así y eso debe significar “algo”. Eso lo tenemos hasta en el tuétano, no es una maldición, sino que debería significar un beneficio. No creo que el venezolano tenga una idea precisa de qué significa o qué hacer con esto. El reclamo al Gobierno es que le dé algo por eso, que le pertenece, aunque no concreta el qué. La gran incógnita en Venezuela es cómo se hace para que habitar en un país petrolero sea algo bueno para los venezolanos. Responder esa pregunta ha sido el gran tema de la historia creciente.
¿El Estado tampoco concreta ese reclamo?.
Tiene que ver con el tema de la conciencia rentística, que tiene otra manifestación: cuando la gente se organiza para pedir renta. En el sistema puntofijista, los sectores se organizan para pedirle renta al Estado y éste se organiza para darla en cuotas. Pero llega un momento que se agota, es un sistema caro, que tiende a la ineficiencia por su propia dinámica interna. Y eso, simplificando mucho, produce los 15 años de ahora, donde hay otra manera de entender cómo satisfacer ese reclamo. Entramos en esta etapa desvergonzadamente rentística donde a una parte de la población el Estado les reparte directamente renta en forma de misiones, mercales, pdvales.
¿El subsidio de la gasolina también es un modo de reparto?
Al Estado siempre le pasó algo, que es como si el dinero le picara en las manos, cuando le llega enseguida lo reparte. Y lo ha hecho con mecanismos genéricos, invisibles, como la sobrevaluación de la moneda o los hasta ahora bajos impuestos. Ha pasado por décadas. Otro modo es el precio de la gasolina, un regalo para todos. Favorece en términos absolutos al que tiene más –más carros, más gasto de gasolina-, pero también en términos relativos al que menos, porque alguien que cobra Bs 4 mil, pagar de 4 bs a 400 es un problema.
¿Cuál sería la distribución ideal de la renta petrolera?
Debería haber un pacto social y político para sacar la renta del funcionamiento de la economía, que ésta funcione como si no tuviéramos renta, y la metemos en educación, salud, seguridad social, seguridad personal, infraestructura, desarrollo institucional, sobre todo sistema judicial, y en descentralización. Todo de calidad. Esa es mi lista. Y que el sector productivo se mueva con la dinámica de la economía. Y la renta se la doy a la población de esa manera, así atiendo el reclamo. Todo de primera calidad.
¿Por qué Venezuela no avanza teniendo ingresos multimillonarios?.
El sistema asistencialista creció exponencialmente pero nunca se revisó. Nadie dijo que había que interrumpirlo, quizás porque en el momento en que el esquema empezaba a no ser sostenible, el precio del barril se cuadruplicó. Se dejó que el sistema consensualista se degenerara hasta su momento crítico, que es finales de la década de los 80, los 90. Lo de ahora es una creación de Chávez y su modelo.
¿Qué modelo es más crítico?.
El de ahora, porque la destrucción del aparato rentístico ha sido mucho mayor. Estamos más indefensos para afrontar la crisis petrolera que entonces. En el país se habla de petróleo, se piensa, pero no se hace nada con él.
Desde hace mucho tiempo no se hace lo que se debería hacer. Es de forma más aguda desde el siglo XXI. CAP II (El expresidente Carlos Andrés Pérez) y Caldera II (El expresidente Rafael Caldera) hacen intentos de responder a la crisis, fracasaron. En lo que llevamos de socialismo del siglo XXI no ha habido la menor idea sobre eso, sino gastar cada vez más renta hasta que el país cada vez dependa más.
Habla de petróleo como droga, adicción, y el primer paso para salir de eso es reconocerlo.
Pero la realidad es que el Gobierno no lo reconoce. La retórica es la misma de siempre, que es reducir el rentismo, diversificar la economía. Pero la política real es otra, contraria.
¿Cómo se haría esa rehabilitación?
Cambiando de rumbo y de modelo político, un planteamiento totalmente distinto, y que el país lo acepte. Por eso hay una necesidad de hacer un pacto político y económico nacional, ponerse de acuerdo en una manera de llevar la renta petrolera que no es ésta.
¿Hay alguna enseñanza que haya dejado estos años de manejo o no del petróleo?
Mientras uses la renta petrolera para dársela a sectores vas a entrar en un proceso negativo. La manera de manejarla es asignarla a bienes públicos, de todos. Si es para sectores, siempre habrá más sectores pidiendo, habrá que inventar más misiones. Esa es la enseñanza, dar la renta para el beneficio de todos. Y mi gran esperanza es que si eso se plantea así al país, el país lo entendería, porque ya tiene dos experiencias históricas, el puntofijismo y el socialismo del siglo XXI, donde la renta se asignó a sectores. Y las dos se saldan en colapso.
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