Sábado 23 de Noviembre de 2024

Exportar: el maratón de los tropiezos

ESPECIAL
En 2014, esta actividad, que venía en franca caída desde 2008, mostró señales de recuperación, pero la incorporación de nuevos requisitos llevó a los empresarios a replantearse sus expectativas.

Exportar en Venezuela se ha convertido en sinónimo de adversidades. Una tasa de cambio poco competitiva, un régimen legal asfixiante y una creciente escasez de insumos para las empresas fabricantes de productos exportables han minado el campo del comercio exterior. Aunque se han hecho esfuerzos por superar algunos obstáculos, también han aparecido otros nuevos. Sin embargo, hay quienes todavía ven con optimismo las posibilidades que abre el mercado internacional para los productos venezolanos y apuestan por la aplicación de políticas públicas que puedan darle oxígeno al sector, que aboga por la diversificación de la economía como estrategia para lograr el progreso.

Existen dos períodos que permiten comparar lo que han sido las exportaciones en Venezuela. En el primero, que comprende desde 2004 hasta 2008, la venta al extranjero de productos no petroleros promedió en 6,4 millardos de dólares anuales, de acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística y del Banco Central de Venezuela. Durante esos años, representó 10% de las exportaciones totales, siendo el de mayor participación el año 2004 con 17%.

El mejor momento en términos nominales, y que se sigue tomando como referencia, fue el año 2005, cuando el total de las ventas no petroleras ascendió a 7,2 millardos de dólares.

A partir de 2008, la tendencia empezó a cambiar. Entre ese año y 2009, las exportaciones no tradicionales pasaron de 5,6 millardos de dólares a 2,8 millardos de dólares, una reducción de 50% en 12 meses. Durante los próximos cuatro años promediaron en 2,7 millardos de dólares, siendo 2013 el de peor desempeño. Ahora, solo representan 3% de las exportaciones totales.

¿Qué ocurrió estos años?. Ramón Goyo, presidente de la Asociación Venezolana de Exportadores, explicó que la primera causa de la debacle fue el anclaje cambiario, que generó una sobrevaluación de la moneda. “Esto hace que las exportaciones pierdan competitividad en los mercados internacionales y se incrementan las importaciones. El efecto fundamental de la sobrevaluación de la moneda es la caída de la producción nacional”, dijo.

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