Miércoles 04 de Diciembre de 2024

Opinión: El refinanciamiento, los acreedores y los inversionistas

ACREENCIAS
Si los esquemas de refinanciamiento ofrecidos no se acompañan de una agenda de estabilidad económica, es probable que el planteamiento de refinanciamiento no se materialice satisfactoriamente.

En los últimos días se ha tomado la decisión de reestructurar, y consecuentemente refinanciar  la deuda externa venezolana documentada en bonos. Tomando en cuenta la estabilidad relativa del precio del petróleo en el mercado internacional (fuera del control domestico, por supuesto), y la reducción progresiva de las reservas internacionales por el mantenimiento normal de los niveles de importación y pagos anteriores por deuda externa, la actual coyuntura presenta variables a considerar.

Obviamente el incremento de los ingresos en moneda extranjera es la solución inmediata, el detalle es que dicha solución depende de tres fuentes: en primer lugar, un incremento súbito e importante del precio del Petróleo, porque la Economía Venezolana es mono exportadora petrolera; este escenario podría ser descartado al analizar los indicadores fundamentales y técnicos en cuanto a tendencia y patrones de precio de esta materia prima en el mercado internacional, lo que a corto plazo no implica un cambio importante.

En segundo lugar, un incremento importante de nuevo financiamiento externo (en este momento la deuda externa venezolana se sitúa en niveles preocupantemente altos si se compara con las reservas internacionales y Producto Interno bruto)  y en tercer lugar la atracción de inversión extranjera de corto y largo plazo.  Estas dos últimas fuentes requieren de la presentación de señales ortodoxas de lenguaje crediticio y de inversión, esto es, la presentación y puesta en marcha de un plan de trabajo que pueda convencer a los actuales y potenciales prestamistas o inversores. Este planteamiento se reduce a un Plan de Ajuste Macroeconómico.

Este menú debe incluir la flexibilización o eliminación del control  cambiario, paralelamente con la liberación de las tasas de interés y políticas de restricción monetaria.  Por supuesto, la flexibilización o eliminación del control de precios y creación correspondiente de un Instituto de Educación al Consumidor y consecuente organización de los consumidores.  Ello también reduce la posibilidad del contrabando de extracción y escasez de rubros.

La racionalización del gasto público, dirigiendo mayormente el presupuesto nacional a las áreas exclusivamente de Salud, Educación, Infraestructura y Seguridad.  Mantener solo subsidios directos a  sectores de la población,  y reduciendo o eliminando subsidios indirectos como el precio actual de la gasolina en el mercado interno, que actualmente lesiona en parte a las finanzas de la principal empresa exportadora.  La  venta de activos o empresas del Estado que no se enmarcan o relacionan con las áreas prioritarias antes mencionadas de atención estatal, es otra de las medidas que debe contener ese menú.  Obviamente, la reestructuración de las nominas del sector y empresas publicas producto de estas ventas o privatización de la gerencia, debe ser absorbidas por  un Plan de Reconversión Productiva canalizado hacia sectores no petroleros , en algunos casos, donde el país tiene ventajas comparativas, tales como el Turismo, algunos sectores agrícolas, y Petroquímica.

Es obvio, el saneamiento de las finanzas publicas debe transitar el doble desempeño de incrementar los ingresos y reducir los gastos para poder equilibrar ambas partidas, y depender, en lo mas mínimo, del financiamiento interno vía deuda pública o devaluaciones de la moneda, que alteran los mercados monetario y cambiario.  Para ello el gasto público debe ser financiado mayormente por impuestos generados por la propia economía, es decir, el incremento o creación de nuevos impuestos se hace menester.

La política comercial, que abarca la apertura de importaciones y manejo de aranceles debe ser compensada con producción  creciente en áreas donde Venezuela tiene ventajas comparativas y probable ventaja competitiva.

En fin, es un menú que contiene las señales efectivas dirigidas a los acreedores e inversores internacionales.  Si los esquemas de refinanciamiento ofrecidos no se acompañan de una agenda similar a la planteada, es probable que el planteamiento de refinanciamiento no se materialice satisfactoriamente

Escrito por Johnny Zafra R

@jzafrar

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