Las expropiaciones resquebrajaron el tejido económico
Según líderes de las tres principales organizaciones gremiales del agro venezolano: Fedeagro, Fedenaga y Confagan, la intervención, rescate y expropiación de tierras llevadas a cabo por el Gobierno venezolano “le ha causado un terrible daño a la producción nacional”, amén de que “es una política errada, nefasta y fracasada”; además de que “resquebrajó todo el tejido económico venezolano” y “no ha dado los resultados que se esperaban”.
Expropiaciones resquebrajaron tejido económico
El Gobierno alegó que se trataba de tierras ociosas, subutilizadas o de vocación agrícola que estaban siendo destinadas a desarrollos inmobiliarios, además de que había gran cantidad de tierras públicas en manos privadas. Pero hoy la realidad es otra, no son productivas.
DINERO contactó al Instituto Nacional de Tierras (INTI), pero no fue posible obtener respuesta.
Producen poco
El vicepresidente de Fedeagro, Aquiles Hopkins, afirma que la oleada de intervenciones de tierras le causó un terrible daño a la producción nacional por la desconfianza que generó al irrespetarse la propiedad privada de los predios rurales y por la expropiación de fincas productivas, porque “es mentira que eran fincas no-productivas”.
Dice que el país está recogiendo hoy lo que se sembró. Por ejemplo, la producción de carne escasamente abastece entre 30% y 35% del consumo nacional, debido a que esas tierras no producen y es una de las causas de la caída de la producción de alimentos desde 2007.
Explica que la reforma de la Ley de Tierras de 2010 incluyó un artículo que establece que para demostrar la propiedad, la persona debe poseer la cadena titulativa desde el momento en que el Estado venezolano le vendió la tierra o desde el desprendimiento de la Corona española, en caso de que no se la haya comprado al Estado. Acudir al desprendimiento de la Corona significa remontarse varios siglos, revisar registros en la zona correspondiente o en el Registro Principal en Caracas, tarea prácticamente inalcanzable para un productor agropecuario.
Menciona que los productores tienen dos maneras para crecer en producción agrícola. Una, incrementando la productividad; otra, mediante la expansión de la frontera agrícola. “Esta expansión es muy limitada porque para comprar o vender una finca el Inti debe autorizarlo y para ello exige la cadena titulativa. Como se comprenderá prácticamente nadie la tiene, de manera que no otorga la autorización. Si quiero producir el doble de lo que hoy produzco, me resulta imposible porque no puedo comprar más tierras. Tendría que comprar sólo las bienhechurías, pues el dueño de la tierra es el Estado”.
Hopkins propone recuperar y aumentar la producción de alimentos a través de la expansión de la frontera agrícola y el respeto a la propiedad privada; que el Estado venezolano determine con exactitud cuántas tierras intervino y expropió, cuáles están produciendo o no; que el Gobierno devuelva las tierras expropiadas e improductivas a sus antiguos dueños, pues muchos estarían dispuestos a recibirlas; reformar la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario; y “que cesen las invasiones y expropiaciones de tierras, pues todavía se mantienen”.
Breve relación
Hasta diciembre de 2006, el Inti había recuperado y regularizado 4.999.779 hectáreas (ha). En septiembre de 2009, Fedenaga señalaba que entre 2006 y 2008 fueron expropiadas 362 fincas que sumaban unas 1.883.911 ha. La mayor parte se ubicaban en los estados Yaracuy (74), Zulia (67), Barinas (50), Lara (43) y Apure (39). Por otro lado, indicó que la mayor cantidad de hectáreas fue expropiada en Zulia (548.801) Apure (410.708), Lara (231.548), Táchira (221.916) y Barinas (231.305).
Entre 2005 y 2011 fueron expropiados importantes hatos como La Marqueseña, La Vergareña, El Charcote, El Frío y El Cedral, y los fundos Paraima, Guanmontey, Gabinero, Palo Quemado, La Chácara y El Rodeo. Asimismo, la empresa ganadera Agropecuaria Flora (Agroflora), filial de la Compañía Inglesa, C.A. y subsidiaria de Vestey Group, la cual poseía un hato en Guárico, uno en Falcón y nueve en Apure (Turagua, Punta de Mata, Cañafístola, Las Palmeras, Los Viejitos, Los Cocos, Morichito, La Bendición Ramera y Matapalo), para un total de unas 197.000 ha.
La Memoria y Cuenta del 2012 del Ministerio de Agricultura y Tierras asienta que el Inti aplicó la medida de rescate de tierras sobre 1,11 millones de ha entre 2011 y septiembre de 2012.
En enero de 2014, el entonces presidente del Inti, William Gudiño, señalaba que desde 2003 y hasta ese momento el INTI había regularizado más de 10,2 millones de ha, de las cuales más de 3,7 millones de ha se hallaban en manos de latifundistas. Seis meses antes, Gudiño dijo que había conflictos en algunas tierras rescatadas porque las personas a quienes se las habían adjudicado enfrentaron dificultades con el financiamiento, pérdidas de cosechas por lluvias, entre otros inconvenientes, y, finalmente, las habían abandonado. Admitió, además, que ciertas tierras recuperadas y fincas rescatadas estaban “absolutamente improductivas”.
Punto de quiebre
El presidente de Fedenaga, Carlos Albornoz, asegura que el proceso de intervención y expropiación de tierras “se convirtió en el punto de quiebre de la confianza del sector económico nacional y resquebrajó todo el tejido económico venezolano, de modo que a partir de allí empiezan a fraguarse todos los males que ocurren hoy en la economía interna de Venezuela”.
Pone de relieve la caída en el consumo de alimentos. En la actualidad la población venezolana, en general, está consumiendo el 61% de lo que consumía en 1999, lo que significa que el consumo ha caído cerca del 40% en el país desde entonces hasta ahora. “Por añadidura, lo que se ha visto más afectado es el consumo de proteínas, el cual ha disminuido hasta 43%, de lo que se consumía ese año. Deberíamos estar ingiriendo unos 18 kilogramos de carne per cápita anual (carne bovina, cerdo, aves, huevos), pero estamos consumiendo sólo 5,9 kilogramos, esto es, la tercera parte de las proteínas que necesita el cuerpo humano”.
Comenta que entre los años 2010 y 2011, el rebaño ganadero era de alrededor de 13,5 millones de cabezas, número que ha descendido a un poco más de 9,3 millones en este momento, en parte también por el contrabando de extracción.
Al problema de las tierras, Albornoz señala que se une la escasez de insumos agrícolas. Pone como ejemplo que desde el año 2014 no ha sido posible importar repuestos para maquinarias y semillas para pasto. “Sin embargo, a principios de junio pasado, el Inti mostraba intentos de revisión de fincas, cuando en el país no se ha emitido un título de finca mejorable desde hace más de 10 años”.
Los datos oficiales lo dicen
La Memoria y Cuenta 2015 del ministerio de Agricultura y Tierras (MAT) asienta que el año pasado, en el marco del “proceso de regularización de la tenencia y uso de la tierra”, el Inti rescató y regularizó 38.287 ha (de las 250.000 ha planificadas para 2015) correspondientes a 32 predios ubicados en los estados Barinas, Bolívar, Carabobo, Delta Amacuro, Falcón, Guárico, Lara, Mérida, Monagas y Zulia. Otorgó 30.005 títulos de adjudicación de los 50.000 previstos para “lograr la seguridad jurídica de la tenencia de la tierra”.
En 2015, el Inti “ejecutó 143 inspecciones técnicas de casos especiales: regularización de fincas productivas, fincas mejorables, métodos alternativos de resolución de conflictos y denuncias de tierras ociosas y/o rescatadas, además del seguimiento de las unidades de producción agrícola, cumpliendo con lo planificado”.
Este año, el MAT mantiene sus propósitos de “democratización de la tierra, combate al latifundio y reordenamiento de tierras con vocación agraria con el acompañamiento del poder popular”. El Inti adelanta así la realización de “96 inspecciones técnicas de casos especiales (regularizaciones, fincas productivas, fincas mejorables, método alternativo de resolución de conflictos y denuncias de tierras ociosas y/o rescates; además del seguimiento de las unidades de producción agrícolas)”.
De hatos expropiados
De acuerdo con el informe de gestión del ministerio, la Empresa Socialista Ganadera Agroecológica “Marisela”, antiguo Hato El Frío, tenía como objetivo en el año 2015 “aumentar la producción nacional agropecuaria (vegetal, pecuaria y acuícola-pesquera) en un 80% para alcanzar 42 millones de toneladas (t) al año”. Entre sus metas para 2015 estuvieron: producción de 891 t de carne en canal, de las cuales se produjeron 220 t; una producción vegetal de 3.435 t, pero produjo 102,4 t; y producir 1.333.553 litros (L) de leche cruda, pero logró 274.018 L. Este año tiene previsto ejecutar el proyecto “Producción de leche y carne”, cuya meta es producir 584.000 L de leche cruda y 3 t de carne en canal.
Por otra parte, la finalidad en 2015 de la Empresa Socialista Ganadera Agroecológica “Bravos de Apure”, anterior hato El Cedral, fue “establecer un programa de desarrollo de producción de carne dentro de un modelo de gestión socialista para contribuir y garantizar la seguridad alimentaria de la población venezolana”. El proyecto se proponía “producir 4.707 cabezas de ganado, lo que representa 948.250 kilogramos (kg) de carne bovina”. El resultado del proyecto fue que se produjeron 48.644 kg de carne en pie de los 919.829 kg planificados como meta; 1.114 cabezas de ganado de las 1.612 previstas; 91.655 L de leche bufalina de los 293.355 L planeados; y 346.396 L de leche de vacuno de los 524.928 L que era la meta.
No hay rendimientos
José Agustín Campos, presidente de Confagan, señala que el presidente Hugo Chávez pensaba en cómo darle mejor uso a la tierra para obtener mayor productividad, beneficios y la sustitución de importaciones con producción agrícola y agroindustrial venezolana. “Por eso se realizaron intervenciones y expropiaciones de tierras, en particular entre los años 2005 y 2012, pero lo cierto es que hemos llegado a la conclusión de que la tierra no ha dado los rendimientos que se esperaban”, agrega.
Explica que en Venezuela se mantenía, hasta la década pasada, un amplio sistema de latifundios. Pero hoy esas expropiaciones no se les dieron los niveles adecuados de planificación agronómica y agro-productiva, ni supervisión y contraloría desde el punto de vista técnico, ni de acompañamiento, factores necesarios para que esos latifundios se convirtieran en tierras útiles para la producción agrícola y ganadera.
Campos admite con “mucho dolor” que la política masiva de expropiación no arrojó los resultados deseados y hoy es la causante del desabastecimiento de alimentos de primera necesidad.
Hace hincapié en la desaparición total de insumos agropecuarios, como sales minerales, alimentos concentrados, medicinas veterinarias, alambre de púas, etc., pero cuando aparecen lo hacen a precios inaccesibles. Esta carencia impacta de manera negativa en la preñez de las vacas, por ejemplo, que cayó entre 15% y 19% en el último año y medio. Esto significa que la generación de mautes (novillos) disminuyó en la misma proporción y, por lo tanto, se reduce el número de toros y vacas que se incorporan al rebaño de la ganadería productiva para suplir las necesidades de carne y leche, de modo que cae la producción.
Considera que el Estado tiene una gran responsabilidad en esas tierras expropiadas, de manera que es a quien le corresponde rectificar, es decir, que debe efectuar un análisis contundente, real, agronómico, económico, social y del entorno. Una política de rectificación que pasa por comprender que la única forma de salir de la actual emergencia económica es a través de una verdadera producción nacional. Debe hacerse un esfuerzo conjunto entre sector privado y sector público, porque separados y por sí solos no pueden lograr el desarrollo que requiere la agricultura venezolana.
Por César Contreras Altuve
redaccion@dinero.com.ve
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