Desmantelan controles de precios sin mucho ruido
Al permitir que los comercios vendan alimentos a precio de mercado, el gobierno del presidente Nicolás Maduro comenzó a desmantelar los controles de precios.
La política silenciosa que parece favorecer la venta de productos importados mientras los productores nacionales se quedan estancados sin las divisas para materia prima, parece estar dando resultados.
Y es que lo que comenzó en marzo como un experimento limitado en el estado Zulia, en la frontera con Colombia, se ha extendido a otros seis estados fronterizos, según gobernadores del partido oficialista y entrevistas con dueños de supermercados y compradores.
A pesar de ser una medida que palea la fuerte escasez, representa un salto en la inflación que afecta a los venezolanos, puesto que el aumento de los precios, a veces de hasta 20 veces del valor del producto regulado.
Según el Fondo Monetario Internacional (FMI) se predice que la inflación subirá en 800 por ciento para cierre de este año. Según informa, para 2017 la inflación podría llegar a 2200 por ciento.
La política implementada por el gobierno del presidente Nicolás Maduro permite que los gobiernos estatales y los minoristas privados con acceso a dólares importen desde salsa de tomate hasta arroz de países vecinos como Brasil, Colombia y Trinidad y Tobago.
Las tiendas y los distribuidores recuperan la inversión al revender los productos a precios mucho más altos que los controlados por el Estado, un proceso que hasta ahora era anatema para un gobierno socialista determinado a controlar cada aspecto de la economía.
“El gobierno trajo la comida para que nos quedáramos tranquilos, porque el hambre tumba gobiernos”, afirmó Fidel Suárez, un contador de Maracaibo, donde decenas de tiendas fueron saqueadas en abril.
Maduro y sus ministros no han discutido la política en público y el aparato de medios estatales en Caracas no ha informado al respecto.
Llamadas al regulador de precios, la presidencia y los ministerios de Alimentación e Información en busca de información no fueron devueltas.
Las leyes y los decretos que fijan los precios de los alimentos y prohíben las transacciones libres con divisas extranjeras no han cambiado, lo que hace que las compras bajo el nuevo sistema sean técnicamente ilegales.
Los funcionarios que presionaron por los cambios en las provincias dicen que lo hicieron porque la gente está desesperada.
“Hicimos una consulta al presidente de la república en vista de que los anaqueles estaban vacíos y la gente pidiendo”, dijo a un periódico local Francisco Arias Cárdenas, gobernador de Zulia, hace ya varias semanas.
El fin de los controles de precios ha comenzado a aliviar la escasez crónica que había llevado a más de la mitad de las familias venezolanas a saltarse comidas, según encuestas recientes.
A pesar de que el gobierno de Nicolás Maduro tiene un discurso orientado al nacionalismo, las políticas macroeconómicas están lejos de favorecer a la producción nacional con los fuertes controles y con los incrementos salariales.
De hecho, se Aristóbulo Istúriz, vicepresidente de la república, se producirá un nuevo aumento en el sueldo mínimo para el cierre de 2016.
Los gremios como Conindustria y Fedecámaras han dicho que estos aumentos de salario representan una carga para las pocas industrias que quedan en Venezuela, y si se ejecuta el nuevo aumento, las pequeñas y medianas industrias seguirán cerrando.
Con información de The Wall Street Journal.
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