Fuga de capitales equivale a PIB y medio venezolano
Venezuela está en crisis económica, esa es una realidad que todos los integrantes del Gobierno han reconocido y los venezolanos padecen diariamente. Una de las principales causas de la debacle en el aparato productivo es la falta de divisas, es decir, capital para desarrollar las actividades productivas en el país. Actualmente Venezuela ha dejado de percibir casi la mitad de sus ingresos tras la caída sostenida del precio de comercialización del crudo en el mercado internacional desde julio de 2014, pues cerca de 95% de los ingresos nacionales provienen de las exportaciones petroleras. Sin embargo, la pérdida de ese dinero tampoco se puede endosar solo al crítico derrumbe del mercado de hidrocarburos. La ausencia de divisas para el correcto funcionamiento del aparato productivo venezolano se debe también a la fuga de capitales, situación que se ha exacerbado con las políticas cambiarias, la desconfianza de inversión y la corrupción en la administración pública durante los últimos 13 años.
La Individuo de Número de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, Sary Levy, recuerda que para el 2003 el Gobierno presidido por el ex presidente Hugo Chávez instauró el control cambiario como un mecanismo para impedir la salida o fuga de capitales. Han pasado 13 años desde la implementación de esa política y ha experimentado siete modificaciones en su funcionamiento. No obstante, los sistemas cambiarios no han sido lo suficientemente sólidos para proporcionar confianza en el entorno, característica necesaria para garantizar que los capitales nacionales e internacionales no emprendan un viaje más allá de las fronteras venezolanas.
“Técnicamente nosotros hablamos de fuga de capitales en un mercado libre y que estas fugas se dan a partir de los incentivos de inversión que puede presentar el país. Nuestro caso, hemos tenido un control cambiario desde hace mucho tiempo, desde el año 2003, que ya sabemos todas las distorsiones que ha generado, pero simultáneamente ha sido quizás, el promotor de esta salida abrupta de capitales”, arguye la economista.
Para entender la magnitud de la fuga, Levy cita el trabajo del economista Emilio Medina Smith titulado “La fuga de capitales en Venezuela, 1950-1999”, obra reconocida por el Banco Central de Venezuela (BCV) con el premio Ernesto Peltzer en 2004. Puntualiza que Smith cuantifica la fuga de capitales de esos 49 años en “aproximadamente de 70 mil millones de dólares”. Además, especifica que desde el año 2000 hasta la fecha se ha registrado en el país una salida anual de capital “desde los 10 y 15 mil millones de dólares”, siendo el 2007 el período “donde esa situación se hizo más marcada.”
A pesar que Venezuela se ha caracterizado por ser un país donde tanto el sector público como el privado envían capitales hacia afuera, el economista Senior de la firma Ecoanalítica, Carlos Miguel Álvarez, analiza las cifras del BCV y afirma que hasta el tercer trimestre del año 2015 “la cuenta donde puedes ver la entrada o salida de capitales pasa de ser un saldo negativo a ser un saldo positivo, por primera vez desde antes del año 1998”.
Según Álvarez, en el sector público la explicación de este cambio se halla en el déficit de divisas del Gobierno producto de la caída del precio del petróleo. “Para poder financiar los gastos, el Gobierno tuvo que incurrir en liquidación de activos o de mayor endeudamiento, que lo que hizo fue traer capitales de afuera para cerrar la cuenta corriente de Venezuela que históricamente siempre ha cerrado con un déficit por la condición de ser exportadores de petróleo. Es decir, el gobierno tuvo que financiar esa cuenta corriente deficitaria a través de esa traída de capitales”, apunta.
Para el economista del Centro de Investigación de Formación Obrera (CIFO), Manuel Sutherland, la fuga de capitales “es un mal endémico en Venezuela, un mal estructural de la economía”. Sutherland desestima que el control de cambio “potenciase” la salida del capital, pues considera que la sobrevaluación de la moneda ha sido la principal responsable del éxodo. “Fugar capitales fuera es un negocio muy barato, muy lucrativo y afuera es muy accesible porque la sobrevaluación de la moneda que facilitó la exportación de capitales se correlacionó con una impresión de dinero inorgánico como nunca se vio en el país”, detalla el investigador del CIFO.
Sutherland puntualiza que desde los últimos 17 años la base monetaria venezolana ha aumentado 33 mil por ciento. A su juicio, ese incremento desproporcionado de dinero inorgánico “permitió una fuga de capitales muy grande porque era muy barato comprar dólares porque los bolívares habían sido impreso de una manera extremadamente grande”. El economista también menciona que una manera de medir la fuga de capitales es mediante el desplome de las reservas internacionales que se ha registrado en los últimos años. Además, reflexiona sobre el alza de los depósitos de los venezolanos en cuentas del extranjero. “Si vemos el año 2003 los venezolanos tenían en el extranjero más o menos 53 mil millones de dólares. Pero en 2015 los venezolanos ya tienen 175 mil millones de dólares. Eso evidentemente se refleja también como fuga de capitales porque es un dinero que sale del país y no recibe una contraprestación ni en un servicio ni en una mercancía”, precisa.
El investigador del CIFO manifiesta que la fuga de dinero se ha transformado en una “destrucción del capital” porque no se fomentan los sectores productivos venezolanos como el comercial e industrial. Agrega que la caída de la productividad en Venezuela y la contracción económica son consecuencia de la necesidad de divisas que requiere con urgencia el aparato productivo nacional.
Enriquecimiento fácil
Si se revisa la composición de las divisas entregadas al inicio de la instauración del control cambiario en 2003, 75% de las mismas eran entregadas al sector privado y 23% al sector público. Durante el tercer trimestre de 2015 la composición cambió: 66% fueron destinadas al sector público y 44% al privado, así lo reflejan estudios de la firma ODH consultores. Asimismo, de acuerdo con la memoria y cuenta del ministerio de Finanzas y Banca Pública en 2014 las asignaciones totales de divisas fueron por un monto de US$ 31.212,5 millones, mientras que en 2015 se redujeron a US$ 9.456 millones, lo que representa una caída de 69,7%. De ese total, se destinaron en 2014 para importaciones ordinarias – en sectores como alimentos, salud, automotriz, químico, comercio, maquinaria y equipos- unos US$14.410,6 millones y US$ 5.756,8 millones en 2015.
Según un informe de 2013 elaborado por la banca de inversión Barclays Capital, el control cambiario venezolano originó que saliera del país un promedio de 20.000 millones de dólares por año desde 2003. “Según la firma Barclays Capital, durante los primeros 10 años de control cambiario la fuga de capitales fue equivalente al 27% de los ingresos obtenidos por exportaciones petroleras, las cuales representan 96% del total de divisas que recibe el país”, agrega la economista Anabella Abadi.
El ex ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, reconoció que a través del Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme) se fueron del país cerca de US$ 25.000 millones. La analista de investigación de ODH Consultores, Marinell Falcón, asevera que el control cambiario no ha cumplido con su promesa de frenar la fuga de capitales venezolanos. Afirma que la burocracia existente en la administración pública abre las puertas a la corrupción y, por lo tanto, a la existencia de menos recursos líquidos necesarios para el buen funcionamiento de la economía nacional. Falcón manifiesta que hasta la fecha, Venezuela tiene menos disponibilidad de divisas que años anteriores y prevé que este año –tomando como referencia los precios del petróleo- “puede caer alrededor de 50%”.
“Las cifras son muy opacas en el Gobierno sobre la fuga de capital, lo único que tenemos como referencia son las cifras de Giordani que dice que alrededor de 300 mil millones de dólares que se han ido alrededor del control cambiario como fuga de capital (…) la corrupción se origina porque tienes un tipo de cambio oficial que está alejado completamente del tipo de cambio paralelo, te da oportunidad de adquirirlo a un precio y venderlo a otro precio, esa es la razón de ser de la corrupción”, expresa Falcón.
El 13 de abril de 2016 el ex ministro de Energía Eléctrica y Educación, Héctor Navarro, denunció la asignación irregular de más de 300.000 millones de dólares durante su comparecencia ante la comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional. Navarro incluso recordó entre sus argumentos la notificación que hizo la expresidenta del BCV, Edmeé Betancourt en 2013 cuando reconoció que unos 20.000 millones de dólares se fugaron en 2012 en empresas de maletín.
Ismael García, vicepresidente de la comisión de Contraloría del Parlamento, afirma que desde la Asamblea Nacional “apenas” están comenzando las investigaciones sobre la fuga de capital a través de empresas de maletín. Comenta que “hay números que no cuadran” pues según la memoria y cuenta del Gobierno las importaciones desde 2003 hasta 2015 se registra una inversión en Corpovex de alrededor 330.000 millones de dólares y los niveles de escasez reflejan una realidad diferente a lo declarado. A su juicio, es imposible saber con exactitud cuál es el daño patrimonial sufrido hasta la fecha. Además, relaciona la pérdida de divisas en los periodos previos a elecciones parlamentarias y presidenciales de la última década y comenta que debe investigarse la gestión de los ex ministros Carlos Osorio, Rodolfo Marco Torres y Giuseppe Gioffreda y los negocios de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA).
“El Gobierno puso un control de cambio que tiene casi el periodo del Gobierno, entonces ¿Cómo se explica que de 80 mil millones de dólares que había de capitales de venezolanos en el exterior, hoy hay una cantidad que supera los 300 mil millones de dólares de capitales que se fueron? ¿Cómo se fueron?, ¿Por qué se fueron?, ¿De qué manera salieron?, porque además el Gobierno ha tenido absoluto control de cambio sobre esta cuestión”, reflexiona el diputado.
Sutherland cuantifica en 250.000 millones de dólares aproximadamente los bienes que no llegaron a la economía por la de vía de importaciones, además de los 300.000 millones de dólares denunciados por Giordani y Navarro. Según el investigador, se puede hablar de una fuga de capitales de más de 500 mil millones de dólares, que equivale “a un PIB y medio de un buen año petrolero”.
“Los sectores más importantes donde se ha dado el fraude importador, donde se ha dado la fuga de capitales son automovilístico, farmacia y alimentación. El sector farmacéutico es el más duro en ese sentido. La importación de medicinas nos costó 14 veces más en 2012, 2013 y 2014 que en el año 2003 y nos trajeron 75% menos de medicinas por el tema de sobrefacturación. Se calcula que gran parte, digamos cerca del 70% de lo asignado a las farmacéuticas se ha ido del país sin contraprestación y eso es el causante de la escasez de medicinas actual”, asevera.
Según Levy, la mayor corrupción existe cuando se coloca un tipo de cambio a un nivel tan sobrevaluado. “Automáticamente estás generando incentivos para que quieras adquirir esos dólares profundamente baratos y como la única forma que tienes para hacer eso es a partir de las importaciones tu sobrefacturas las importaciones y obviamente adquieres más dólares”, agrega.
Afirma que otros de los mecanismos por los cuales se han perdido capitales son a través de lo que se denomina como sobrefacturación y las emisiones de bonos de la República y de PDVSA. Señala que los venezolanos accediendo a estos papeles “han sacado sus bolívares y los han llevado al exterior”. Al mencionar la sobrefacturación, explica que ese procedimiento es la consecuencia de un tipo de cambio desajustado al mercado. “Nada más que por ese concepto, en el año 2011 se calculan que salieron más de 12 mil millones de dólares, solamente por sobrefacturación. Cuando sumas todos estos elementos te das cuenta que el control cambiario ha sido un impulsor de la fuga de capital”, menciona Levy.
Por su parte, el vicepresidente de la comisión de Contraloría de la AN coincide con la premisa de que la colocación de bonos constituye otro desfalco de divisas y de fuga de capital para el país. Según García, funcionarios se beneficiaron con la emisión de estos papeles porque los revendieron con sobreprecios en el exterior. “También denuncié que 9.500 millones de dólares de una persona que hoy está negociando con el Gobierno de los Estados Unidos, Rafael Isea, que tiene que ver con el tema de las notas estructuradas que Venezuela sirvió como soporte porque al final se beneficiaron Argentina y Bolivia. Eran notas estructuradas en donde Venezuela ponía las garantías y se colocaban en el mercado secundario internacional. El Gobierno venezolano necesitaba unos dólares, los vendían a un dólar de 2,15-2,30 y lo negociaban afuera entre 7 y 7,50 la nota, la unidad. Entonces ellos pagaban los bonos a 2,30 y esa diferencia millonaria les quedo a las personas que coordinaban”, puntualiza.
En palabras de Sutherland, la emisión de bonos por parte del Estado es una política que permite “hacer actos de corrupción muy grandes”. Atribuye su afirmación a la poca transparencia de las ventas de esos papeles de inversión. “Las personas que normalmente acceden a ellas son muy aliadas al alto poder donde hacen grandes negocios dado que les permiten tener ventajas de información y apropiarse con bolívares baratos de deuda que después rematan en el extranjero a muy bajo precio y eso hace que los bonos de Venezuela tengan menos valor”, menciona.
Los economistas coinciden en que la mejor forma de evitar la pérdida de capital es aumentando los niveles de confianza para invertir en el país y liberando el control de cambio. Además, opinan que se debería modificar la Ley de Ilícitos Cambiarios como primer paso para recuperar la seguridad de los inversionistas. No obstante, Sutherland advierte que de levantarse el control cambiario, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el paralelo debe ser reducida para no fomentar la fuga de capitales.
“Levantar el control cambiario es una de las tantas medidas que se necesitan para restablecer la confianza en el país, como siempre hemos dicho, esa medida no se puede tomar de forma aislada. Hay que tomarla de forma conjunta con otras medidas en el mercado monetario y cambiario fiscal y por supuesto aquellos que permitan el funcionamiento de la estructura productiva nacional. Si no se toman esas medidas de forma conjunta, difícilmente estaríamos dando un paso al frente para el logro de una mayor confianza para el inversionista y el ciudadano venezolano en el país”, manifiesta Levy.
Venezuela es el país de la región latinoamericana con más salida de capitales. Es por ello que las políticas económicas promovidas desde el Gobierno exigen niveles de confianza muy importantes. Según García, si tan solo se recuperara al menos 40 por ciento de los capitales que se han fugado del país, el aparato productivo venezolano no tuviera los desequilibrios que vive hoy.
El texto completo está disponible en la edición 303 de la revista DINERO disponible en todo el país.
Por Oswaldo Avendaño
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