Las elecciones como válvula de escape en un año de crisis
Dos elementos marcan el año y su alrededor orbitan multitud de escenarios. Por un lado, tras largos meses de sequía en lo que a campañas electorales se refiere, en 2015 serán las elecciones parlamentarias, aunque aún sin fecha determinada en el calendario. El otro elemento que definirá este periodo será la economía. Se perfila ésta a través de la inflación en escala, un índice de escasez que se situaba alrededor del 30% en marzo, según cifras del Banco Central de Venezuela y que afecta a 25,9% de los productos que tiene la Canasta Básica Familiar según datos de CENDAS publicados en noviembre; y un crecimiento cero.
“El año está marcado por la crisis, que va a ser el gran issue de discusión en Venezuela”, presidente de Datanálisis, Luis Vicente León. Explica que el panorama se presenta con una caída significativa en el ingreso real de los venezolanos y un desabastecimiento severo, “un ambiente muy negativo para el país y con una gran contracción de la capacidad del Gobierno para usar recursos y hacer uso del populismo”. Añade que el gasto público no será suficiente para reactivar la economía venezolana y esto podría traer como consecuencia más inflación.
Para Heiber Barreto, analista del Grupo Consultor Visor 360, actualmente hay un descontento en la población debido a esta situación económica. Y perfila que serán cruciales enero y febrero para el devenir de 2015, “porque ahí se verá cuando esté la economía más clara y la gente retome las condiciones económicas bajas”.
Igual proyección hace la analista Carmen Beatriz Fernández, para quien el 2015 estará muy ligado a todo lo que pase en la esfera económica. “2015 viene feo, incluso más feo en lo económico de lo que se preveía el annus horribilis de 2014. Tienes las mismas premisas en la macroeconómico con los agravantes de que no se han tomado decisiones en el Gobierno”. Señala, por ejemplo, el tipo de cambio actual como no viable, y los apremios en lo social, que estarían ligados a la estrechez económica y unidos a la bajada de los precios de petróleo “y el mal liderazgo de la economía del Gobierno”.
En medio de este panorama surge la elección parlamentaria, en un momento, apunta Luis Vicente León en el que Maduro ha perdido su popularidad de modo significativo y que esto supone un reto electoral para el chavismo, de los más importantes que ha tenido en los últimos años, que es pasar por comicios con una clara desventaja. “No significa que vaya a perder, sino que es el escenario más complicado que ha tenido”.
Fernández dice que el hecho de que haya comicios servirá como válvula de escape para reducir las presiones políticas en una sociedad con tantas complicaciones como la venezolana en la actualidad. “Se reduce la presión en la medida que se perciben que pueden ser dirimidas en buena lid, si tienes un resultado del tribunal electoral que resulte más o menos justo o sea percibido como tal, ayudará. Sería un mensaje de cambio”. Por lo tanto, se precisa de un “año electoral confiable” para reducir las presiones en una población que “está de a toque”.
La crisis de representación en ambos bloques de partidos, el opositor y el gubernamental, es la clave para Heiber Barreto, algo que puede seguir aumentando en 2015 al haber “disonancia entre lo que los líderes llevan adelante y lo que las bases desean” y que llevaría a una caída de la popularidad de todos y una profunda insatisfacción con sus dirigentes.
En el caso del oficialismo el escenario se pinta algo más oscuro, opina Carmen Beatriz Fernández, por la división interna. “Los fervores y afectos se están diluyendo, el rechazo al Gobierno es del 80%. En las mejores encuestas solo hay un 35% de afecto hacia el chavismo y es un afecto mayor que al Gobierno, solo del 20%”.
Esto genera que muchos actores se salgan de la línea, como los casos de Marea Socialista, la diputada al Parlatino Ana Elisa Osorio o el ex ministro Héctor Navarro, sin mencionar el caso de Jorge Giordani. Pero aparte de los claros disidentes de la tolda roja, “los actores políticos están leyendo los números y el barco hace aguas y esto hace que se busquen culpables, siempre fuera”. Así, el chavismo debería explicar el por qué de esos números tan negativos a una población que pide explicación. Y a entender de Fernández esto pasa por inculpar el liderazgo oficialista más visible: Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, “que viven sus peores horas en cuanto al afecto”.
Las soluciones para el Gran Polo Patriótico se perfilan con caras nuevas, menos conocidas, pero sin desagrado. “Ellos (el chavismo) están claros y están en la búsqueda de nuevos actores. Van a tener un 50% de jóvenes y mujeres, algo muy inteligente, algo que dará caras frescas, desconocidas, para poder armar bajo un branding chavista, exaltando la figura de Chávez, que sigue siendo la mejor carta que tienen. Si se enmascara bajo la figura de Maduro o Cabello, sería una catástrofe”, apunta Fernández.
Entre el binomio oposición/oficialismo, Heiber Barreto apunta que en las últimas encuestas ha surgido un nuevo sujeto social histórico, “gente que cree en la democracia, la economía mixta, autónomos y que, según sacaba Óscar Schemel en su último estudio, son un sector mayoritario del país, no representado por nadie”. Así, si hace unos años reinaba la polarización, para 2015 augura Barreto que habrá diversificación de formas política “sobre todo en el campo del chavismo, allá donde las bases no estén representadas”.
El analista piensa que del lado de la oposición habrá una ruptura y un reacomodo al mismo tiempo, una reagrupación de partidos. También prevé procesos de negociación entre sectores de oposición y gobierno “para lograr la estabilidad que el Gobierno requiere. Por ejemplo, Acción Democrática que ya han hablado con ellos para que no haya acciones desestabilizadoras”, señala Barreto.
En el lado de la oposición, Carmen Beatriz Fernández asegura que el nuevo secretario general, Jesús Chuo Torrealba, “ha caído muy bien, genera una ilusión renovada de armonía y tendrá que enfrentar retos muy importantes”.
A su entender, además del reto de las parlamentarias, que puede cambiar las estructuras políticas, se necesita llevar un proceso al interior de la Unidad que sea relativamente armónico, “que no deje grandes heridas internas de cara al proceso y que sea lo suficientemente discreto para que no se erosione al votante de la Unidad”.
Y añade que propuestas como el Congreso Ciudadano o la Asamblea Constituyente “son esfuerzos por posicionar nombres y actores con miras a las elecciones” y que el trabajo será, desde dentro, “conciliar y consensuar nombres para llevar candidaturas unitarias de cara al proceso electoral”. Estima Fernández que al contrario que ocurre con el chavismo, en la oposición los liderazgos son muy queridos y que tanto Henrique Capriles como Leopoldo López serán figuras clave para llamar al voto.
La clave también será la fecha en la que se den las elecciones. Si se realizan en noviembre puede que tanto las condiciones económicas como políticas sean menos favorables. Y luego están los imprevistos, como ocurrió con el Dakazo de 2013 o “evitar las elecciones, demorarlas lo máximo posible”, dice Luis Vicente León, o que haya un repunte de las protestas, explica Carmen Beatriz Fernández. Y todos convergen en que las elecciones serían la canalización del enfado que podría reducir los riesgos de radicalización en un pasto seco, a punto de prender con cualquier fosforito.
Alicia Hernández
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