Crecimiento, fatalistas y lo que falta

A tan apenas unas cuantas semanas para que se finalice el 2021 y, contra todo pronóstico, este año terminará con un saldo positivo, porque hemos logrado superar algunos obstáculos que en épocas anteriores se pensaba que no se podría hacer.

Obviamente, falta casi todo por hacer. Hay problemas que el Presidente Nicolás Maduro y su gabinete deben resolver, aunque sea “sin cambios bruscos como ha expresado el Presidente”, pero que son las verdaderas decisiones que estimulan el crecimiento del país.

Las hemos repetido hasta el cansancio: estímulos a la producción, el tema de la reducción del encaje legal vital para los préstamos, reducir las importaciones de bienes que se producen, la reactivación del empleo, reducción del tamaño del estado, transmisión de las empresas públicas a la gestión de privados, entre muchos otros.

También falta por hacer en la solución del problema de los servicios públicos, la construcción de grandes obras que están pendientes por concesiones privadas y seguir en la estrategia de ceder espacios en todos, completamente en todos los sectores, al sector privado, como puede ocurrir en el caso del combustible y el gasoil, porque el Estado no tiene ni tendrá recursos para todas estas alternativas.

Sin embargo, el panorama no es tan oscuro. Tanto no lo es que el banco de inversión Credit Suisse, emitió su último informe donde dice que “es optimista sobre la realidad venezolana en el corto plazo”.

El documento señala que elevó la proyección de crecimiento del PIB a 5,5 % este 2021, lo que representa 1,5 puntos más que su estimación anterior.

Y este impulso no es cualquier cosa, puesto que implica el crecimiento del PIB, por primera vez desde 2013.

Y para el año que viene, las previsiones son aún mejores, puesto que prevé que la economía venezolana continuará creciendo a una velocidad de  4,5%.

"Las negociaciones del chavismo con la dirigencia opositora y la decisión de la oposición de participar en un proceso electoral por primera vez desde 2018», son parte importante de estas proyecciones", según el banco de inversión.

Esto, basado indudablemente en el “efecto positivo sobre los ingresos de los altos precios del petróleo”, así como también el uso generalizado de las divisas en las actividades cotidianas”, destaca el documento.

Pero para la seriedad de esta Columna, estas predicciones no serían posible sin el aumento importante de los precios del petróleo que estamos teniendo, y donde también señalamos nosotros, se equivocaron los pronosticadores de oficio, encuestadoras y analistas fatalistas permanentes de nuestro país, “que no trabajan con la Información sino con sus opiniones, puntos de vista, aspiraciones, el deber de ser.”

El Credit Suisse, también cree que el país estaría entrando a una «nueva fase. Nuestra estimación para el próximo año supone la estabilidad de la producción de petróleo y un crecimiento del PIB no petrolero de aproximadamente el 4 %.

Aunque la movilidad parece mayor que en el resto de la región (en relación con los niveles anteriores a la pandemia), el crecimiento de Venezuela probablemente será inferior al de Latinoamérica en 2021», indica el Informe.

Así como lo advertimos desde que se supo lo de la reconversión, acerca de que la inflación no iba a bajar, el Credit señala: “es probable que la alta inflación persista, a pesar de la decisión del gobierno de eliminar seis ceros del bolívar. Hace tiempo que observamos que la inflación del bolívar ya no tiene el impacto en la actividad real que tenía en el pasado.

Sin embargo, dice el Informe, “como referencia, estamos revisando nuestro pronóstico de inflación general anual para el año 2021 a 915 %, desde una estimación anterior de 1.950 %; para el cierre del año 2022, nuestro pronóstico de inflación es de alrededor de 800%”.

los malos augurios de los fatalistas. La realidad es la realidad y, aunque, repetimos, hay mucho por hacer, el camino es el correcto aunque está realizándose muy lento.