Informe ESAI Energy: Venezuela, el país enfermo de la OPEP
El informe de “ESAI Energy” explica la posible interrupción del suministro petrolero en Venezuela para los próximos años en crecimiento. Detalla las dificultades económicas y financieras por las que está atravesando el país, y sobre todo su falta de divisas, lo que lo convierte en el productor petrolero más expuesto a los bajos precios. Y si no hace cambios, bajo el gobierno de Maduro la escasez podría desencadenar en una terrible crisis humanitaria.
Venezuela, el país enfermo de la OPEP
Mientras que la competencia siga entre los miembros de la OPEP por las cuotas de mercado (ricas en divisas) y los productores no OPEP como los Estados Unidos y Rusia, el voladizo del mercado mundial del crudo va hacía su segundo aniversario de bajos precios a finales de 2015.
Un aumento en la demanda petrolera y los recortes a la producción resultan necesarios para reequilibrar los fundamentos, que ESAI Energy aborda en sus previsiones a cinco años que presentó en la edición de julio de “Global Crude Oil Outlook”.
La publicación afirma que los precios del petróleo se moverán gradualmente hacia arriba en el año 2020, pero destaca que “las interrupciones en el suministro pueden cambiarlo todo” y señala que un candidato para una probable interrupción afirma que Venezuela, tiene grietas en los cimientos económicos y financieros que continúan ampliándose.
Las elecciones previstas para el 6 de diciembre tendrán poca importancia, en la medida que el apoyo político y popular del gobierno venezolano se haga más tenue. Las mayores amenazas están en las circunstancias financieras y económicas del país, y sobre todo en la falta de divisas.
La escasez de bienes y servicios básicos han aumentado de tal manera que las denuncias de la oposición de una crisis humanitaria inminente no son infundadas. A medida que el gobierno liderado por Nicolás Maduro pone a prueba la lealtad de sus aliados nacionales e internacionales más cercanos, el “si” que rodea su implosión se acerca más al “cuándo” y “cómo” en la medida que los precios del petróleo rondan los 50 dólares por barril.
Una herida abierta
En Venezuela, incluso antes de la caída de los precios del crudo, el déficit fiscal era alto, las reservas de divisas estaban cayendo, la deuda de PDVSA estaba en aumento, la inflación era galopante, el clima de inversión era frágil y el malestar social era generalizado. El descenso de los precios llevó a ESAI Energy sugerir en su “Global Crude Oil Outlook” de diciembre que Venezuela se estaba moviendo “más cerca del borde” en términos de las amenazas a su salud fiscal y económica, pero que el gobierno y PDVSA tienen una serie de palancas en su disposición para apuntalar sus posiciones en el corto plazo.
Desde entonces, el gobierno de Maduro ha usado muchas de esas palancas. Este año, se ha traído en dos tramos de $ 5000 millones de nuevo financiamiento de China, sobre la base de un programa de préstamos de largo plazo por petróleo.
Ha anunciado fondos para el desarrollo del sector petrolero con fondos de Rosneft de Rusia, que al parecer totalizaría 14 mil millones dólares durante la vigencia del acuerdo. También ha liquidado derechos de giro del Fondo Monetario Internacional (FMI) en al menos $ 390 millones y recientemente recibió un arreglo por $ 1.500 millones del préstamo por PetroCaribe de Jamaica, aceptándolo como pago total de la deuda de alrededor de $ 3 mil millones.
La República Dominicana hizo un pago similar de alrededor de $ 2.000 millones de dólares en una deuda $ 4.000 millones a principios de este año. Igualmente, PDVSA ha tomado medidas para aprovechar sus tenencias estadounidenses de Citgo para recaudar dinero para ser transferidos a Pdvsa como un pago de dividendos.
La enormidad de los activos relacionados con la industria del petróleo de Venezuela presenta una gran variedad de mecanismos que juntos pudieran enjuagar las lágrimas de su salud financiera.
Venezuela, sin embargo, sufre una grave crisis económica y financiera. La cesta petrolera del país se encuentra en un precio de $ 45, un 25 por ciento por debajo del objetivo 60 dólares que el gobierno estableció en el presupuesto de 2015.
Esa cifra es muy inferior a las estimaciones de precios de equilibrio fiscal, que incluyen los gastos discrecionales y otros gastos. El aumento de los costos de producción, que pasó de 11,50 dólares por barril en 2013 a $ 18 el año pasado, han socavado aún más la capacidad del sector petrolero de financiar los programas distributivos de bienestar social y traer suficientes divisas para los pagos internacionales, que incluyen un servicio de la deuda pública de alrededor de $ 6 mil millones para finales de 2015.
Aún cuando las autoridades venezolanas estén cumpliendo con sus cuentas en 2015, las circunstancias económicas y financieras del país se están deteriorando considerablemente y continuarán así el próximo año.
Después de la contracción de un 4 por ciento en 2014 y un 7 por ciento este año, la economía debería contraerse otro 4 por ciento en 2016, según el FMI. ESAI Energy no espera que el precio del Brent, que normalmente cuesta $ 8 a $ 10 por encima de la cesta de crudo de Venezuela, recupere mucho de su valor el próximo año, lo que limitaría aún más los ingresos del gobierno.
Los requisitos de pago de la deuda soberana continuarán, los masivos subsidios domésticos a los combustibles permanecen en su lugar y el servicio de la deuda con China toma enormes volúmenes de crudo que no generan ingresos.
Si la probabilidad de un impago de la deuda soberana es inferior al 10 por ciento en 2015, debe elevarse por encima de 50 por ciento el próximo año y del 75 por ciento en 2017, cuando ESAI Energy predice que el Brent comenzará una escalada de precios sobre su nivel actual.
Sin embargo, ese precio ofrecerá únicamente un socorro leve a las heridas económicas abiertas de Venezuela. De hecho, algunos observadores del mercado financiero argumentan que las probabilidades de un default de Venezuela para el año 2020 serán cerca del 100 por ciento.
Con información de ESAI Energy LLC.
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